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El Maracanazo

Uruguay se proclamó campeón del mundo al batir a Brasil en su propia casa ante 203.849 espectadores

Brasil se encontraba en su pico más alto de forma después de clavarle 13 goles a España y Suecia. También trató de aplicarle el rodillo a Uruguay, pero, para su sorpresa, encontró a un adversario que le preparó una táctica especial. Después de estudiar con detenimiento a los de Flavio Costa, La Celeste decidió aplicarle la táctica de la 'jaula', explicada así por Pepe Schiaffino: "Eramos reacios a utilizar la WM. Decimos apelar a una antigüedad táctica de los años 20, que ya había dado sus frutos en los Juegos Olímpicos y el Mundial de 1930. Usamos a dos defensores centrales en vez del único zaguero centro clásico. Contábamos con dos laterales que marcaban a los dos extremos y un medio defensivo, a quien le ayudaban los interiores replegándose. Los brasileños nos dijeron que les pusimos una jaula y de ahí nunca pudieron salir".

 

Uruguay enjauló a Brasil y lo curioso es que lo hizo como lo hacían sus antiguos campeones olímpicos, descartando la habitual WM. La Seleçao, por su parte, dispuso de la pelota en la primera parte, pero su número de ocasiones menguó respecto a anteriores encuentros merced al férreo planteamiento charrúa. Obdulio Varela lo barrió todo a su paso, Tejera anuló al jugador clave de Brasil (Zizinho), Matías González se ganó con creces el apodo de León de Maracanã y el máximo realizador del Mundial (Ademir) careció de espacios para sus arrancadas. También Máspoli, decisivo, voló para dejar el tanteador a cero en la primera mitad. El arquero evitó los goles de Ademir, jair y Zizinho y el poste le salvó en otro remate de Jair. Por su parte, Uruguay, a la contra, avisó con un disparo de Schiaffino al que respondió Barbosa. Al descanso 0-0. Ni victoria ni goleada de Brasil. Aunque el empate valía a La Canarinha (entonces de blanco). Uruguay necesitaba ganar para ser campeón. 

 

El gol de Friaça y la interrupción de Obdulio

 

Uruguay frenó a los de Flavio Costa durante el primer tiempo. Pero Brasil solo tardó tres minutos en marcarle en la segunda parte. Friaça abrió la lata tras una jugada elaborada por Zizinho y Ademir. De las pocas veces que los de Flavio Costa rompieron a los de Juan López. Maracanã enloqueció como el monstruo de 203.849 caras que era. La Copa Jules Rimet parecía tener dueño. Pero entonces emergió el Negro Jefe para cambiar el curso de la historia.

 

Obdulio Varela reclamó fuera de juego en el gol y el partido experimentó un parón de unos minutos que fueron decisivos en el desenlace: "Yo había visto al juez de línea levantando la bandera. Claro, la bajó enseguida... Cogí la pelota bajo el brazo y me fui a hablar con él. Me insultaba el estadio entero por la demora. Sabía lo que estaba haciendo. Ahí me di cuenta que si no enfriábamos el juego esa máquina de jugar al fútbol nos iba a demoler. Esos tigres nos comían si les servíamos el bocado muy rápido". El público pasó de la euforia a los pitos. Los jugadores brasileños ya no celebraban, sino que insultaban a Varela. El capitán devolvió el balón al centro del campo y gritó a sus compañeros: "¡Ahora a ganar!". Su espíritu de león impregnó al resto y el partido dio un vuelco. Obdulio fue la clave. Uruguay, obligada a remontar, tiró hacia delante y a Brasil le entraron las dudas. 

 

Ghiggia y Schiaffino sellaron el Maracanazo

 

"Los brasileños se confiaron. Creyeron que su gol nos iba a desmoralizar. Y ocurrió lo contrario: Uruguay se creció en base a temperamento". Ese temperamento nombrado por Schiaffino es la garra charrúa: la fuerza que empujó a conseguir la mayor hazaña de la historia en el momento de máxima dificultad. La Celeste, que conocía el punto débil de Brasil, decidió atacar el flanco derecho, donde Alcides Ghiggia rompió al lateral izquierdo, Bigode. Ghiggia, un extremo descomunal, pidió al interior derecho Julio Pérez que le pasase en profundidad, ya que comprobó que era más rápido que Bigode. De esta manera, Ghigghia reventó el Mundial fabricando los dos goles del Maracanazo. Asistió a Schiaffino en el primero y marcó el del triunfo. 

 

El empate llegó en el minuto 68. Ghiggia desbordó a Bigode, llegó a la línea de fondo, la pasó atrás a Schiaffino y el elegido mejor jugador del Mundial marcó con una ejecución acorde a su categoría. El disparo de derecha de Schiaffino batiendo por arriba a Barbosa forma parte del álbum de imágenes míticas de los Mundiales. Golazo. La conexión Schiaffino-Ghiggia metió de lleno a Uruguay; mientras que Zizinho, Jair, Friaça, Ademir y Chico ya no atacaban con peligro para desesperación de Ademir, al que no le llegaban balones. Uruguay maduró el partido con inteligencia y Ghiggia marcó el gol que puso patas para arriba el Mundial en el minuto 81. La estocada definitiva de la sorprendente victoria. El Héroe de Maracanã completó una pared con Julio Pérez y el de Nacional lanzó un balón largo sobre la espalda de Bigode (tal y como Ghiggia le pidió que hiciese). Ghiggia dejó atrás a Bigode, penetró en el vértice derecho del área y sorprendió a Barbosa con un disparo raso por el primer palo. El arquero esperaba el pase de la muerte como en el primer gol y el tiro le pilló a contrapié. Maracanã quedó en silencio: "Solo tres personas fuimos capaces de silenciar Maracanã. El Papa, Frank Sinatra y yo" dijo Ghiggia. El de Peñarol selló el 2-1 y dio el Mundial a La Celeste. En Brasil la derrota provocó, además del drama, las habituales fricciones. La prensa de São Paulo lo achacó a la presencia mayoritaria de jugadores de equipos de Río, en especial del Vasco da Gama. El más mal parado fue Barbosa, del Vasco: "En Brasil, la condena máxima es de 30 años. La mía fue perpetua". Fue rechazado de por vida. ¿Perdió solo él o todos y cada uno de los jugadores?

 

 

Uruguay alcanzó la cima por cuarta vez (1924, 1928, 1930 y 1950). Los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928 y las dos Copas del Mundo de 1930 y 1950. La cuarta estrella del escudo de la AUFEl triunfo de Maracanã es el de la garra charrúa. Es el de Ghiggia, Obdulio Varela, Schiaffino, Máspoli, Julio Pérez, Gambetta y todos y cada uno de los integrantes de esa mítica Selección. El uruguayo puede caerse, pero se levanta y tira adelante por duro que sea el camino. Eso es lo que hicieron los héroes del Maracanazo para protagonizar una gesta inmortal. Eterna porque a Brasil le escoció y aún le sigue doliendo. Brasil, que construyó el estadio más grande del mundo para ganar allí su primer Mundial. Todo estaba preparado para el festejo y la depresión posterior alcanzó a todos los brasileños. Maracanã entero lloró la debacle como un océano terrible de sollozos. Hubo que lamentar, por desgracia, muertes en el propio estadio. Las lágrimas llegaron también a una casa de Ceara, donde vivía un niño de 9 años junto a su familia. Edson Arantes do Nascimento ese día vio llorar a Dondinho, su padre. El niño quería ser futbolista como Dondinho y le prometió que ganaría el Mundial para él. Cumplió su palabra ocho años después en Suecia 1958. Pelé lideró el triunfo de una Canarinha que conquistó el primero de sus cinco entorchados. Brasil se proclamó campeón con su habitual color amarillo. Jamás volvió a vestir de blanco después de lo de Uruguay. El Maracanazo propició incluso que cambiase de indumentaria. 

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Comentarios: 2
  • #1

    Camsetas del futbol (martes, 22 noviembre 2022 10:06)

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  • #2

    Admirador de Varela (sábado, 30 septiembre 2023 15:15)

    Muy interesante artículo.


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