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"A este Valladolid ahora no lo salva ni Maradona. Con un equipo de barrio consigo más puntos"

Polémicas declaraciones de Francisco Maturana, técnico del Real Valladolid. Entrevista Marca, 1 diciembre 1990

 

 

“Este equipo, por su propia historia, está mentalizado para perder. Es más perdedor que ganador y cambiar esta mentalidad cuesta”. 

 

“No renuevo porque tengo otro tipo de aspiraciones. No quiero convertirme en un técnico perdedor, porque yo no soy perdedor, y aquí cuando se pierde no pasa nada. Vengo de un equipo que cuando perdemos nos damos golpes en el vestuario y aquí parece que no duele”.

 

"Hay muchos jugadores del fútbol español que me gustan y ninguno de ellos está en el Valladolid". 

 


Francisco Maturana (Quibdó, Colombia) es uno de esos técnicos admirados por su propuesta: defensa adelantada en zona y monopolización de la posesión, siendo el balón la clave de todo. Toque, pausa y distracción. La aparición de Pacho, con su estilo moderno e innovador, supuso un soplo de aire fresco para el fútbol cafetero, siendo artífice de la evolución del mismo. Con El Doctor llegó la primera Copa Libertadores de un equipo colombiano, Atlético Nacional de Medellín en 1989, y la Selección obtuvo el tercer puesto en la Copa América de 1987 y la clasificación para una Copa del Mundo 28 años después, llegando hasta octavos en Italia 1990. Estos logros catapultaron al joven Maturana (41 años en 1990) como uno de los entrenadores de moda y, después del Mundial, probó su modelo en Europa. La Liga recibió a un técnico mediático que no se hizo cargo de un grande, sino de un Real Valladolid perfectamente asentado en Primera pese a que venía de filtrear con la zona baja. Un Pucela con Minguela, Onésimo, Moya, Fonseca, Alberto, César Gómez, Luis Eduardo y Caminero de líbero...

 

 

Aquel Valladolid quedó noveno en la Liga, a 5 puntos de Europa, y cuarto finalista en la Copa del Rey. Maturana, en su primera temporada, respondió a la expectativa y su juego zonal se ganó a la crítica. Sin embargo, durante el primer tercio de esa 1990/91 la orquesta sonaba desafinada. Adaptación a una nueva partitura entre resultados insatisfactorios. Solo se había ganado un partido de doce y el Valladolid malvivía en la Promoción. José Vicente Hernáez, periodista de Marca, escribió lo siguiente sobre el cuadro castellano-leonés: "Lo hace muy bien, pero no termina de arrancar. Dicen que hace el mejor fútbol de la Liga, incluso superior al del Barcelona, pero no hace goles. Excepto el 5-1 al Mallorca, los de Maturana se las ven y desean para batir al portero rival". Pacho estaba frustrado y explotó en la entrevista a Marca que le realizó José Miguel Aguilar: "A este equipo ahora no lo salva ni Maradona. Con un equipo de barrio conseguiría más puntos. Este equipo, por su propia historia, es más perdedor que ganador". Injusto, desmedido, fuera de lugar. Las declaraciones removieron las aguas del Pisuerga justo el día que se recibía en el José Zorrilla al Real Madrid, 1 de diciembre de 1990. Para más morbo el Madrid, con el que el colombiano tuvo su idilio. Selló un precontrato para dirigirlo a partir del curso siguiente, pero no llegó a ocupar el banquillo merengue. El Real Madrid ganó 0-1 ese encuentro con gol de Hugo Sánchez. Sin embargo, era el affaire Maturana lo que tenía verdadero eco. La directiva blanquivioleta, encabezada por el presidente Gonzalo Gonzalo, manifestó que el entrenador no estuvo acertado. El de Quibdó, en cambio, se mantuvo firme: "No tengo nada que matizar de mis declaraciones"

 

 


Entrevista completa

 

-Después de doce jornadas, el Valladolid sigue sin coger onda en la Liga.

 

En cuanto a resultados sí. Precisamente, el lunes leí en Marca que el año pasado, por estas fechas, iba peor que ahora, lo que quiere decir que la situación no es extraña. Entiendo que Francisco Maturana ha creado muchas expectativas. Pero Francisco Maturana no es un mago, es un técnico como todos. Mi fichaje solo no iba a mejorar al Valladolid de la noche a la mañana. Va a mejorar en la medida que el trabajo tenga su asimilación y en la medida que haya refuerzos.

 

-¿Todavía no ha asimilado el equipo lo que pretende de él?

 

Este tiempo nos ha dado la oportunidad de hacer un diagnóstico y este creo que es bueno. No obstante, creo que es una lucha ardua.

 

-¿Es un problema de inadaptación?

 

Es una lucha contra una cultura. Este equipo venía de la suya, de su anquilosamiento a la idea de hombre a hombre, y al presentarles una propuesta diferente les ha costado asimilarla. Pero han cogido la idea, la han aceptado y la están incorporando.

 

-Sin embargo, los resultados no se ven en el campo.

 

Este equipo, por su propia historia, está mentalizado para perder. Es más perdedor que ganador y cambiar esta mentalidad cuesta. Por lo pronto, de local no tenemos las armas para la victoria y de visitante, aparte de las armas, está la mentalización y cuesta salir al campo con una propuesta abierta de visitante. Porque tú ves que hacen los movimientos, pero se muestran como cohibidos y cuando te meten un gol es cuando ya salen y crean oportunidades.

 

-¿El marcador adverso es un estímulo?

 

Mientras no quites esa mentalidad de salir fuera y sentirse menos que los demás seguiremos teniendo todos esos agobios.

 

-Que se traducen en derrotas.

 

Si este equipo se siente capaz de ganar, gana. No es para dramatizar tanto y yo soy muy exigente. Pero hay que tener en cuenta algunas cosas: con Cuca mejoramos mucho contra el Logroñés, un hombre como Alberto se lesiona el viernes antes de ir a Oviedo y ya no te da tiempo a cambiar nada.

 

-¿Se dio tiempo nada más llegar que el equipo necesitaba algún que otra jugador o ha sido después cuando lo ha visto?

 

Lo he observado con el desarrollo de los partidos. Es muy fácil llegar y decir quiero a Baresi, Van Basten, etc. No, no. Lo más ético es tirar hacia delante y sacar conclusiones. Este equipo necesita muchos jugadores, pero muchos. Le comenté a Pepe Moré que conforme iba viendo el fútbol español veía a jugadores que me encantaban (los valencianistas Tomás, Fernando, Roberto, veo a un Setién buenísimo, a un Abadía muy bueno, a Soler, Amor, Eusebio…) y no hay ninguno de estos en el Valladolid. No tengo a ninguno así en mi equipo. Tengo a otros de otras características, pero de estas no tenemos aquí ninguno.

 

-En concreto, ¿qué le pasa a Moya?

 

Está viviendo un conflicto. El sentirse demasiado figura le ha creado mucha responsabilidad que no ha eludido. Ha querido tomar el peso de todo. Quiere hacerlo casi todo por responder a esa expectativa. Pero cuando se relaje y consiga un gol va a ser el Moya del año pasado. O incluso mejor porque es un tipo con muchas condiciones.

 

-¿Ha pensado que quizás lo que falle sea el sistema?

 

Tengo la plena seguridad de que el sistema es válido y a ellos les gusta. A veces, uno se puede obnubilar con la esencia del sistema y con lo que uno siente. He buscado la respuesta no solo en Francisco Maturana, sino también en los jugadores y todos dicen que están contentos y que el sistema es válido. Se necesita una gran concentración, pero se puede llegar a ello.

 

-¿Cuándo? Porque el tiempo va pasando.

 

Cuando nos enfrentamos al Atlético o al Barcelona, equipos que salen a jugar, se ve un Valladolid distinto. Sin embargo, casi todos los equipos salen encerrados y si no tiene el talento que resuelva, que pongan orden y busquen variantes, te vas a chupar todo el día ahí. El equipo tiene miedo a perder y eso atenaza mucho. Pesa el 0-0. Te meten un gol y entonces es cuando el equipo empieza a jugar bien.

 

-¿Y qué dicen los jugadores al respecto?

 

No he querido hablar todavía con ellos porque es una consecuencia de una estructura. Pero esto no solo le pasa al Valladolid. Le ocurre a casi todos los equipos. Como cuando empiezan a pedir la hora. ¿Qué hora? Ojalá faltase muchísimo tiempo. La ilusión de un futbolista es jugar y si se acaba el partido se le termina la ilusión.

 

-¿Será difícil sacar al Valladolid de donde se encuentra?

 

No creo que sea complicado porque el año pasado, yendo peor, salieron. Este año tienen mejores argumentos futbolísticos.

 

-Pero las aspiraciones respecto al año pasado son distintas.

 

Mis aspiraciones son las de llegar lo más lejos posible, pero a lo mejor ellos se han planteado el objetivo de mantener la categoría. Para eso no va a haber ningún problema, más aún si nos traen los refuerzos que hemos pedido.

 

-¿Está Francisco Maturana desilusionado de cómo están saliendo las cosas?

 

No diría desilusionado. Estoy viviendo una cosa distinta que no había vivido y es muy duro. Como futbolista y como entrenador siempre he podido elegir y ahora llego a un equipo con tantas limitaciones que no puedo elegir. Llegados a este punto me gusta diferenciar entre entrenador, el que te enseña los fundamentos, director técnico, el que los perfecciona, y el técnico, el que lo desarrolla sobre el campo. En el Valladolid tengo que hacerlo todo y no me importa, pero si hubiese tenido jugadores más dotados tendríamos menos problemas.

 

-¿Le ha dicho algo el presidente?

 

Lo que me dice siempre es que renueve y lo digo que aún no porque no se sabe lo que va a pasar. Al comentarle que quería un equipo bueno, me dijo que me lo daba si le seguía. Eso es muy bonito, pero quiero que la gente piense que vale la pena que renueve. Si ve que luchamos con las uñas por llegar a algo querrán que siga. Yo creo en el equipo, estoy contento con la ciudad, con los muchachos. Pero tengo otro tipo de aspiraciones porque no quiero convertirme en un técnico perdedor, porque yo no soy perdedor, y aquí cuando se pierde no pasa nada. Vengo de un equipo que cuando perdemos nos damos golpes en el vestuario y al día siguiente somos amigos todos. Pero nos duele y aquí parece que no duele.

 

-En este aspecto hay una diferencia entre jugadores y técnico.

 

Sí, porque yo me siento mal cuando perdemos. De 24 puntos hemos conseguido 9, ni la mitad. Con un equipo de barrio consigo más de la mitad, eso a mí me duele y no consigo digerirlo. Lo más fácil sería huir pero yo digo que es un reto. Mientras el presidente me apoye como hasta ahora voy a seguir porque es mi aval y mi tranquilidad en el trabajo y este, al final, tiene que dar resultado o porque es una cosa de convicción, ya que si no hubiese evidenciado nada, sabría que esto no funciona y me hubiese abierto por otro lado porque hay muchos caminos que conducen a Roma.

 

-Volvemos a lo mismo: el trabajo no siempre es igual a resultados.

 

Aquí lo único que todo el mundo pide son resultados. Incluso yo también. Pero para un técnico hay más motivos para sentirse  satisfecho. Como llegar a casa cansado por tu trabajo. O, por ejemplo, que cuando me vaya Onésimo va a ser mejor, habrá aprendido alguna cosa y eso es motivo de satisfacción para un técnico, el hecho de que un equipo mejore. El Valladolid va a mejorar porque hay un concepto que no tenían ni idea que existía. Eso es una motivación personal que no tapará las piedras que me pueden tirar un día.

 

-¿Cómo está el tema del fichaje del colombiano Leonel Álvarez?

 

Está complicado porque aquí hay cosas que se manejan de forma distinta. Para traerlo hay que resolver el problema de Ravnic y, mientras este no se resuelva, no se puede decir públicamente que lo vas a fichar, ya que ilusionas a la gente sin saber si va a salir bien. De todos modos, es una idea y si viene él no va a ser el salvador. A este equipo ahora no lo salva ni Maradona, pero sí es un tipo que tiene unas cualidades distintas y puede mejorar al equipo.

 

-¿Sería más fácil la contratación del barcelonista Pinilla?

 

Tengo referencias de que ve muy bien el fútbol. Hablé con Johan Cruyff y le tiene en alta estima. Si no se hubiese hecho público sería más fácil, ahora está más difícil, ya que se le ha dado mucho bombo. No obstante, el Barcelona quiere el título y necesita muchos jugadores, pero puede pasar que a Johan se le ablande el corazón.

 

-Prestigio en latín viene de ‘pretigia’, que quiere decir engaño, ilusión. ¿Ha engañado usted a la afición?

 

No creo que haya engañado a nadie. Lo que sí ha podido pasar es que mi llegada haya creado alguna expectativa debido, sobre todo, a mí carta credencial de lo que había hecho y que yo intentaba hacer aquí. Me siento apenado y tengo una pena bárbara porque sé que la gente esperaba más de mí, y yo quiero darle mucho. Me cuesta salir a la calle, no porque me digan algo, todo lo contrario. Constantemente me apoyan y me he dado cuenta que la gente hace fuerzas para que todo me vaya bien. Todo esto me compromete a muerte.

 

-Francisco Maturana, amante del espectáculo, enamorado del buen fútbol, que tiene en la zona a su más fiel compañera, tiene hoy un compromiso importante frente al Madrid.

 

Cuando te enfrentas al Real Madrid o Barcelona se va transmitiendo un miedo que no debería existir. Desde los directivos hasta la prensa, que se encargan de magnificar a esos equipos, ya están metiendo miedo. Que si viene el Madrid ya van a ser cinco los negativos.

 

-Por lo que usted decía su equipo puede jugar mejor ante un equipo como el Real Madrid.

 

Sí porque no va a venir a cerrarse. El Madrid tiene un compromiso con la historia y no puede presentar una propuesta defensiva.

 

-Y al frente Di Stéfano.

 

Alfredo tiene que ver bien el fútbol, pues si lo vio como jugador lo tiene que ver como técnico.

 

-¿Cómo ve al Madrid?

 

Es un grandísimo equipo, pero no es el dueño del futbol. Tiene jugadores que hacen fútbol, pero anímicamente tienen un conflicto. Los vi en algunos partidos con muchas dudas y eso da que analizar. El Madrid era un equipo que lo ganaba todo sin problemas y ahora se dan cuenta que no son los primeros y cuesta asimilarlo. Entonces no hay la necesaria tranquilidad mental, aparte de que han perdido dos jugadores importantísimos y que algunos no han sacado pecho a la vida. Hay partidos donde no aparecen los volantes, nadie la quiere y no es cuestión de que un jugador solucione esto.

 

-¿El problema era Toshack?

 

No. Con Toshack ganaron y metieron más de cien goles. El problema es que no están en la situación anímica adecuada. Jugadores que lo cobran todo, ¿cómo lo haces para motivarles y entrenen lo mismo? Lo único que les queda es la Copa de Europa y la semana que se enfrentan al Milan sí están de otra manera. Pero después no porque piensan que hay que levantarse temprano y viajar a Valladolid, un campo donde ganamos fácilmente. Bah. Esto es normal porque chicos con toda la plata y fama del mundo y en una ciudad como Madrid cuesta mentalizarles. Por último, también creo que hay algo de síndrome post-Mundial. Todo esto requiere un tiempo. Cuando el jugador tenga otra vez ganas de fútbol, se vuelve a empezar.

 

-Usted me dijo que el reto importante era entrenar al Atlético, no al Real Madrid. ¿Sigue pensando lo mismo después de todo lo que ha pasado en el club de Concha Espina?

 

 

El Atlético como reto es bueno. Es como ganar algo que no ha ganado casi nadie. El día que el Atlético gane una Liga saldrá toda la afición a la calle. Otra cosa distinta sería que el Madrid ganase la Copa de Europa, ya que eso no sería un objetivo. Se volvió una obsesión. Y menos mal que no hay competición europea hasta marzo, pues ahora mismo lo coge un Estrella Roja o un Milan y sería complicado. Tienen tiempo de recuperarse y volver a la vida normal. 

 

 

 

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