El conjunto navarro remontó el 1-0 de Ibrox y eliminó al Rangers en su puesta de largo en Europa
Puro sentimiento rojillo brota de El Sadar cada vez que el equipo que representa a toda Navarra sale a darlo todo. La afición, tan entregada y apasionada, aprieta de lo lindo y los jugadores se contagian de la vorágine de fuerza que les llega desde las gradas. Este nexo es total al haber bastante gente de la tierra defendiendo el escudo osasunista, raíces de Tajonar. El Sadar late, late por sí solo. Son muchos momentos, pero aquí queremos recordar cuando albergó su primer partido europeo de la historia frente al Glasgow Rangers en la vuelta de treintaidosavos de la Copa de la UEFA 1985/86. Osasuna tenía un reto: remontar el 1-0 de Ibrox. El santuario pamplonés registró una de sus mayores entradas (la mayor dicen algunos), cerca de 26.000 espectadores que llevaron en volandas a los de Ivan Brzić. Los novatos rojillos ganaron 2-0 con goles de de Patxi Rípodas y Enrique Martín Monreal y eliminaron al afamado conjunto escocés. El Sadar gozó de un bautismo memorable, al igual que Osasuna en su primera eliminatoria internacional. Chupinazo.
2- Osasuna: Biurrun; Ibáñez, Castañeda, Lecumberri, Purroy; Rípodas, Lumbreras (Echeverria'89), Bustingorri; Benito, Orejuela y Enrique Martín (Sola'88).
0- Glasgow Rangers: Walker; Burns, McPherson, Paterson, Munro; Russell (McMinn´62), Bell, Durrant; McCoist, Johnstone y Cooper (Williamson'69).
Goles: 1-0 Rípodas min.13, 2-0 Enrique Martín min.40.
Árbitro: Joël Quiniou (francés). Amonestó a Orejuela, McPherson y Rípodas.
Navarra vs. Escocia
El desaparecido Glasgow Rangers era en 1985 un club venido un tanto a menos al ganar su última Scottish Premier Division en la 1977/78. Pero no por ello dejaba de ser un lobo feroz. El 55 veces campeón de Escocia ya tenía en su haber tres finales de Recopa disputadas, ganando la de la 1971/72 al Dinamo Moscú. Su único título internacional. Además, en el lado puritano de Glasgow empezaba a batir récords el gran Ally McCoist, máximo realizador blue de todos los tiempos. El caché del Rangers traspasaba fronteras y, entre tanto, un nuevo fenómeno llamado Osasuna recién empezaba a escribir su propia era dorada. El sexto puesto de la Liga 1984/85 confirmó el billete para la Copa de la UEFA. La primera de las dos clasificaciones continentales bajo el mandato de Fermín Ezcurra, el presidente más longevo de la historia rojilla (1971-1994). El de Oricáin llevó a Osasuna de Tercera a Europa, lo consolidó en Primera catorce temporadas seguidas, construyó Tajonar y saneó las cuentas, siendo Osasuna uno de los pocos clubes sin déficit del fútbol español. "Somos los campeones de la tranquilidad" solía decir Ezcurra. El hombre que nutrió las filas de autóctonos. Diez de los trece jugadores utilizados por Ivan Brzić en la remontada eran de Navarra. De estos diez, cinco formaron parte del Osasuna de Pepe Alzate que ascendió a Primera en la 1979/80: José Mari Lumbreras, José María Lecumberri, Enrique Martín, Patxi Rípodas y José Manuel Echeverria. De identidad no solo presumió Osasuna. También el Rangers. Tanto en Ibrox como en El Sadar actuaron todo escoceses a las órdenes de Jock Wallace, también del país del cardo. Navarra vs. Escocia.
Vallas verdes, puros y patxaran
En la previa del inicio de las competiciones europeas esto escribió Don Balón: "Los navarros debutan en Europa ante un rival de cuidado como es el Rangers. Equipo correoso, típicamente británico, que en su feudo puede morder". Allí perdió 3-1 el Inter en la pasada UEFA, aunque los italianos pasaron gracias al 3-0 de la ida, y Osasuna cayó por la mínima. Decidió Craig Paterson en la piscina de Ibrox. Ni el diluvio desanimó a los 300 rojillos que presenciaron in situ el estreno. La defensa y el portero Vicente Biurrun dejaron viva la eliminatoria. Osasuna regresó con la cabeza alta. Durante la semana del partido de vuelta, Iruña se volcó como si fuese San Fermín y los jugadores pasaron de víctimas a verdugos. Voltearon el 1-0 y dejaron en la cuneta a todo un Rangers. El Sadar, lleno hasta la bandera, facilitó ese 2-0 para la posteridad. Alarde de osasunismo. El fortín rojillo –con sus míticas vallas verdes y entre puros y copas de patxaran– entró en Europa a lo grande. Estuvo presente el homenajeado Patxi Iriguibel, leyenda que colgó las botas al final del anterior curso. Recibió la insignia de oro y brillantes del club y realizó el saque de honor. Rípodas ejerció de maestro de ceremonías. Patxi lloró de emoción y rabia porque no pudo llevar el '9'. Osasuna, por cierto, lució medias blancas (en la ida jugó con su habitual equipación). El conjunto navarro salió antes al terreno de juego y realizó el pasillo al Rangers, devolviendo el pasillo que los Blue Lights le hicieron en Ibrox. Deportividad ante todo. Hubo un estricto control de seguridad en El Sadar, sin lamentar incidentes entre los bluenoses desplazados. Reinó la concordia.
Chupinazos de Rípodas y Enrique Martín en un debut histórico
La remontada siguió estos tres pasos: mentalidad, intensidad y equilibrio táctico. Bastaron los primeros 45 minutos para marcar los dos goles y, además, hasta tres disparos se toparon con los postes de la meta defendida por Nicky Walker durante todo el partido. Osasuna realizó una primera parte de auténtico recital y luego defendió la renta de dos goles en el segundo acto, tomando conciencia de que un tanto visitante metía a los Gers en dieciseisavos. El Rangers acusó el mal partido de McCoist, incapaz de colarse entre Javier Castañeda y Lecumberri, dos murallas. Todos los rojillos rallaron alto: los centrales, los goleadores Enrique Martín y Rípodas, Eugenio Bustingorri e Iñaki Ibáñez que no pararon de correr... Brzić, que vivió uno de sus mejores días como entrenador, no ocultaba su felicidad en la rueda de prensa posterior al 2-0: "Ha sido una gran satisfacción para nuestra maravillosa afición. Pero también para todos nosotros. En la primera parte hemos jugado francamente bien y hemos aprovechamos nuestras oportunidades, aunque no todas porque dos balones se han estrellado en la madera. En la segunda mitad tuvimos cabeza fría e incluso hemos podido marcar algún gol más. Los últimos minutos han sido de nervios y emoción". Por su parte, Jock Wallace felicitó a Osasuna y reconoció que había sido mejor: "Ha jugado muy bien. Ha merecido pasar. Espero que tenga mucha suerte en esta UEFA".
Transitó entre Segunda y Tercera entre 1963 y 1980. 17 años después volvió a Primera y logró ser plaza europea. Vivir aquello supo como estar dentro de un sueño. Osasuna canalizó estas emociones en forma de algarabía y, así, el campeón de la Recopa del 72 se sintió arrinconado por unas huestes hipermotivadas, al sentir estos lo que era jugar como local un duelo continental. Enrique Martín y Benito desbordaron y Rípodas llegó con peligro desde segunda línea. Había ganas de devolver pronto el 1-0 adverso y Rípodas lanzó el chupinazo al poco de empezar el partido. Martín centró medido al corazón del área y el centrocampista cabeceó al fondo de las mallas. Rípodas marcó el primer gol de la historia de Osasuna en Europa. La diana encendió a los casi 26.000 y Enrique Martín trajo la locura cerca del descanso. Recibió de Benito y engañó a los británicos con un tiro sutil cuando esperaban el zapatazo. Los rojillos no solo eran garra, también calidad y Martín la tenía. La imagen del navarro subido a la valla de El Sadar de detrás de la portería, celebrando el tanto abrazado a la afición, es el vivo retrato de la gran familia que es Osasuna. Martín, que se perdió la ida, resultó clave al fabricar las dos dianas. Asistió a Rípodas en el 1-0 y dio la vuelta a la tortilla marcando el 2-0. El gol de su vida. El justo premio al asedio osasunista y eso que el marcador fue corto, ya que Benito Ballent y Jesús Orejuela se toparon con los postes en esta primera mitad. El Rangers, que pudo salir goleado, pecó de debilidad defensiva, así como de falta de profundidad. En la primera parte lo único que generó fue un disparo desviado de David Cooper.
Nada se vio en la primera parte de aquel Rangers descrito como duro y agresivo. Ahora bien, la decoración cambió en la segunda mitad. El equipo de Glasgow, viéndose eliminado, mejoró –tampoco era difícil–. Pasó a tener la pelota y Osasuna retrocedió. Paterson tuvo el pase de su equipo en un cabezazo sacado bajos por Castañeda. Que la mejor ocasión blue corriera a cargo de un central habla de la excelente labor de Ibáñez, Lecumberri, Castañeda y Purroy. Pero al margen de defender bien, Osasuna contraatacó con peligro y rozó el gol de la tranquilidad. Lumbreras lanzó una falta a la cruceta y Walker paró el posterior tiro de Rípodas. Con el partido en su fase final llegaron las sustituciones. Wallace sacó a Robert Williamson y a Kevin McGinn. Brzić esperó hasta el final para arañar minutos y dio entrada a Miguel Sola y Echeverria (este último, ya en sus últimas temporadas en activo, una de las tres patas del icónico tridente Martín-Iriguibel-Echeverria). Los últimos minutos fueron de moderse las uñas. Los laterales Hugh Burns y Stuart Munro colgaron balones a la olla y Paterson subió al ataque. Todos los intentos murieron en las cabezas de Castañeda y Lecumberri o en los guantes de Biurrun. Osasuna conservó el global de 2-1 y eliminó a un histórico. Cantera y huevos. El Sadar se vino abajo y festejó un debut de matrícula de honor. Aquel sueño terminó en la siguiente ronda. El Waregem belga eliminó a un Osasuna que mereció mejor suerte. Por su parte, el Rangers pronto recuperó su sitio en Escocia y sentó una nueva hegemonía. Más mérito si cabe lo conseguido por los rojillos ochenteros. Chupinazo en El Sadar.
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