Intrahistoria del Independiente 1-0 Liverpool, Copa Intercontinental 1984
La guerra que protagonizaron Argentina y Reino Unido por la soberanía de las Islas Malvinas durante 1982 dejó una herida abierta en la sociedad argentina. La derrota marcó el fin de la dictadura y la vuelta a la democracia. Raúl Alfonsín ganó las elecciones de 1983 e hizo frente a la posguerra. El anterior gobierno dejó un legado de represión y violación de los derechos humanos, así como una crisis económica y política. El pueblo lloró por sus víctimas, mientras se palpaba el clima de desconfianza mutua con el Reino Unido. Las relaciones diplomáticas seguían siendo inexistentes cuando se jugó el primer partido oficial de fútbol entre argentinos e ingleses dos años después de la Guerra de las Malvinas, dentro de un marco incomparable como es la Copa Intercontinental. El campeón sudamericano Independiente frente al campeón europeo Liverpool, estando en juego el centro mundial de clubes. El Estadio Nacional de Tokio acogió el 9 de diciembre de 1984 dicha final. Más que un evento futbolístico, resultó una cumbre de política internacional.
¿Se debía jugar contra un equipo inglés? Esa pregunta que toda Argentina se hizo y que llegó hasta la Casa Rosada causó división. Los del sí argumentaron que era la ocasión perfecta para la reinvindicación del orgullo nacional, mientras que los del no aducieron que jugar podía ser una falta de respeto hacia los caídos. Sea como fuere, algunos integrantes de la plantilla de Independiente se manifestaron ante los políticos para que les dejasen estar donde les correspondía por haber conquistado la Copa Libertadores. Que no mezclasen las cosas. Alfonsín, hincha confeso del Rojo y principal baluarte de la democratización argentina, tuvo la última palabra. Dio el visto bueno para que el equipo liderado por Ricardo Bochini se midiese al Liverpool de Kenny Dalgish. De todos modos, de haberse negado a jugar, la FIFA hubiera mediado y, siendo el partido en otro continente y no en Argentina o Inglaterra, se habría jugado igualmente con total seguridad.
Los Diablos Rojos contaron con el apoyo de toda Argentina e intentaron separarse del ruido con el fin de centrarse en lo deportivo. Aunque resultó imposible abstraerse. Enzo Trossero, el capitán, alentó a sus compañeros tirando de las Malvinas: "Esto no es una guerra, pero daremos una respuesta como equipo. ¿Quién no tiene un amigo, familiar o vecino que no haya llorado un soldado caído? Yo fui soldado. Me podía haber tocado a mí o a cualquiera de ustedes. Tenemos un país que nos está apoyando y no podemos defraudarlo. Vamos a salir ganando de esa cancha o no salimos". El Pato Pastoriza, por cierto, salió con diez argentinos, solo el arquero era uruguayo. Joe Fagan, por su parte, alineó a más escoceses, cinco, que ingleses, tres; el resto un galés, un danés y un sudafricano nacionalizado zimbauense.
Independiente ganó 1-0 al Liverpool con gol de José Percudani en el minuto 6. El gol del mundo. El recordado tanto que valió la segunda Intercontinental de los de Avellaneda y coronó un encuentro de fútbol que transcurrió como lo que era, un encuentro de fútbol. Los protagonistas se emplearon con tesón pero con nobleza. "Había que ser inteligente. ¿Alguien pensaba que podíamos recuperar las Malvinas agarrándonos a piñas en la cancha? Aparte, los ingleses no hicieron ningún tipo de provocación" señaló el héroe Percudani en El Gráfico. Eso sí, Argentina entera festejó derrocar al inglés, tomándoselo como revancha. Esta victoria fue símbolo de celebración y recuperación. Alfonsín buscaba fortalecer la unitad y el fútbol, en este sentido, adquirió un rol revitalizante. La culminación llegó con el Argentina 2-1 Inglaterra del Mundial 1986, también muy marcado por las Malvinas y más siendo entre selecciones nacionales. Aunque antes de eso llegó este diábolico triunfo de Tokio. Todo Rojo en Japón. Independiente, Orgullo Nacional.
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