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Manchester United 2-1 Bayern: El milagro del Camp Nou

Los goles en el descuento de Sheringham y Solskjær remontaron el tanto de Basler y dieron la Champions 1998/99 al United. Increíble desenlace

Todo club europeo anhela la Champions League y si encima se conquista como lo hizo el Manchester United frente al Bayern de Múnich en la final de la 1998/99, lo que queda es la gloria cubierta de milagro. El conjunto de Ottmar Hitzfeld controló los noventa minutos y llegó al descuento ganando 0-1, pero a los de Alex Ferguson les bastaron los tres minutos del extra time para ponerse 2-1. Mario Basler adelantó a los bávaros con un gol tempranero, minuto 6, y en el añadido remontaron los suplentes Teddy Sheringham, minuto 91, y Ole Gunnar Solksjær, minuto 93. Increíble. Antes de producirse la catarsis, el Bayern estrelló varios remates en el poste en sendos remates de Stefan Effenberg y Mehmet Scholl en la recta final. El United, con David Beckham y Ryan Giggs jugando fuera de sus puestos naturales, no dio sensación de peligro hasta los ingresos de Sheringham y Solksjaer, sobre todo el del noruego. Los héroes de Barcelona reventaron la final cuando la Orejona estaba en el aeropuerto camino de Múnich, coincidiendo con las sustituciones de Lothar Matthäus y Basler unos minutos antes. Matthäus: "Me fui del campo campeón, con el partido dominado, y en un minuto se nos vino el mundo encima. Hay que felicitar al Manchester por su fe, insistencia y suerte. Si hubiéramos ganado 0-2 nadie se hubiera alarmado, pero el fútbol tiene esta grandeza"Entre el primer tanto de Sheringham y el segundo de Solksjær transcurrieron 101 segundos, de los que el balón solo estuvo en juego durante 28 segundos. ¡Dos goles en 28 segundos! Nunca se ha visto un giro tan brutal en un partido de tanta relevancia. En un abrir y cerrar de ojos y en el añadido los diablos rojos marcaron los dos goles que voltearon el tanto de Basler y el Bayern perdió la ventaja que conservó durante 85 minutos. La euforia de los ingleses –no se lo podían ni creer– chocó con la desgracia de los alemanes, hundidos sobre el terreno de juego del Camp Nou y ayudados por el árbitro Pierluigi Collina a levantarse. Constrastes de una de las mejores finales de siempre. Ferguson: "La mayor parte del partido no me gustó, pero no pueden negarse ni el entusiasmo ni la voluntad de nuestros muchachos. Eso fue lo que nos permitió conseguirlo. En los minutos finales había ido preparándome mentalmente para la derrota. Entonces... al sonar el pitido final quedé asombrado. No dije nada a los jugadores. Me limité a abrazarlos y besarlos. Se me caía la baba. Fue el momento más importante de mi vida". Aquel 26 de mayo coincidió con el cumpleaños de Matt Busby, el técnico de la primera Orejona mancuniana (1968). 31 años después el conjunto inglés volvió a mandar en Europa. El milagro del Camp Nou. Champions League, Premier League y FA Cup, triplete histórico del Manchester United en la 1998/99. 


2- Manchester United: Schmeichel; Gary Neville, Stam, Johnsen, Irwin; Giggs, Beckham, Butt, Blomqvist (Sheringham'67); Yorke y Cole (Solskjær'81).

 

1- Bayern: Kahn; Babbel, Linke, Matthäus (Fink'80), Kuffour, Tarnat; Effenberg, Jeremies; Basler (Salihamidžić'87), Jancker y Zickler (Scholl'71). 

 

Goles: 0-1 Basler min.6, 1-1 Sheringham min.91 y 2-1 Solskjær min.93.

 

Árbitro: Pierluigi Collina (Italia). Amonestó a Effenberg (60'). 

 

Datos: Final de la Champions League 1998/99 disputada el 26 de mayo de 1999 en el Camp Nou.


 

Esta fue la primera final de la Champions League sin un representante italiano en 8 años (en nueve de las diez finales anteriores se contó con una escuadra de la Serie A). El Manchester United eliminó al Inter en cuartos y a la Juventus en semifinales y, 15 años después, fue el primer equipo inglés que disputó una final de la Copa de Europa desde la tragedia de Heysel (1983/84). El United y el otro finalista, el Bayern, se conocían a la perfección, puesto que ya se enfrentaron en la fase de grupos de aquella Liga de Campeones (2-2 en el Olímpico de Múnich y 1-1 en Old Trafford). Encuadrados junto al Barcelona y Brøndby, pasaron el Bayern, primero, y el Manchester, uno de los dos mejores segundos de la primera fase (el Barça, eliminado por los futuros finalistas, quedó tercero, sin el sueño de esa final del Camp Nou justo el año de su centenario). Muniqueses y mancunianos se mostraron como los más fuertes y llegaron crecidos a la final por como superaron las semifinales. El Gigante de Baviera logró un valioso 3-3 del feudo del Dinamo de Kiev tras ir perdiendo 3-1 y puso la púntilla en Múnich, 1-0. El United rascó un 1-1 ante la Juventus en Old Trafford y en Delle Alpi se pasó del 2-0 de la Vecchia Signora al 2-3 con el que los red devils sacaron su billete a Barcelona. Otra remontada memorable, la enésima del equipo más en forma de ese momento, invicto en lo que iba de 1999. Días antes de la final de la Champions, el Manchester conquistó la Premier League y la FA Cup. Aunque también el Bayern venía de arrasar en la Bundesliga y debía jugar la final de la DFB-Pokal después del United. Posibilidades de triplete para ambosEstas dos superpotencias alcanzaron la cúspide de formas distintas. A partir de 1996, cuando Alemania ganó la Eurocopa, el Bayern llegó a un acuerdo ecónomico con Opel. Con este dinero se fue formando el embrión del gran Bayern de finales de los 90 y principios de 2000: Samuel Kuffour, Basler, Bixente Lizarazu, Giovane Élber, Effenberg, Salihamidžić... "Este Bayern es mejor que el de los años setenta" declaró Franz Beckenbauer a mediados de esta campaña. El Káiser, ganador de las Copas de Europa 1974, 1975 y 1976 con los de Múnich, empezó su andadura como presidente bávaro en esta 1998/99. Por su parte, el United, considerado entonces el club más rico del mundo y pionero en algunos aspectos, como la creación de su propio canal de televisión y la salida a bolsa de sus acciones, sostuvo su crecimiento deportivo sobre la longeva figura de Alex Ferguson, quien estuvo 27 años al frente de los de Old Trafford (1986-2013). Durante esta fase, The Boss sacó una generación única de canteranos, los Fergie Boys (Beckham, Giggs, Paul Scholes, los hermanos Neville y Nicky Butt), a los que rodeó de refuerzos como Peter Schmeichel, Roy Keane, Andy Cole, Solksjær, Sheringham, Jaap Stam y Dwith Yorke, estos dos últimos altas destacadas de esta 1998/99. Por Yorke se desembolsaron 3.100 millones de pesetas al Aston Villa, convirtiéndose en el fichaje más caro del United en ese momento. Tanto Ferguson como Hitzfeld dispusieron, en definitiva, de dos jugadores por puesto y alinearon dos onces de lujo pese a las importantes bajas (Hitzfeld alineó diez alemanes y un solo extranjero, el ghanés Samuel Kuffour). El aleman no contó con Elber y Lizarazu, lesionados, mientras que el escocés tuvo un quebradero de cabeza en la línea de flotación ante las ausencias de los sancionados Keane y Scholes. Hitzfeld, varios días antes de la final, oficializó la alineación. Anunció que Markus Babbel sería el lateral derecho y marcaría a Giggs. Sin embargo, quien jugó de extremo izquierdo no fue Giggs, sino Jesper Blomqvist. Ferguson, frente a las ausencias de Keane y Scholes, reubicó las piezas prescidiendo de sus alas: Beckham, extremo derecho, acompañó a Nicky Butt en el doble pivote y Giggs, extremo izquierdo, pasó a la derecha, la zona de Becks. El técnico sopesó colocar a Johnsen o Giggs al lado de Butt –el galés era el elegido al principio; Ferguson lo quería ahí para presionar a Matthäus–. Pero el recital de pases de Beckham jugando en el centro tras la lesión de Keane en la final de la FA Cup contra el Newcastle precipitó la elección del Spice Boy.

 

De la gloria al infierno se pasa en 101 segundos

 

Aquel 26 de mayo de 1999, Barcelona se convirtió en la capital del fútbol europeo. Las aficiones inundaron las principales arterias de la capital catalana y desembocaron en el Camp Nou, cuyo aforo registró 90.000 espectadores. Lleno absoluto para albergar la final de la Champions League. Los seguidores alemanes entraron antes que los ingleses. Dos horas antes de la final ya se hicieron oír en las gradas. La nota la pusieron los 10.000 ingleses sin entrada que derribaron la puerta cinco, provocando la intervención de los antidisturbios. Dicho incidente no alteró el curso de una jornada inolvidable. Antes del inicio del partido, Montserrat Caballé trajó de vuelta el espíritu de las Olimpiadas de 1992 cantando Barcelona a pie de campo, guiño a Freddie Mercury. Y saltaron los protagonistas al verde. Equipaciones míticas. Umbro y Sharp. Adidas y Opel. El conjunto británico no ganaba la Copa de Europa desde 1968 y pasaron tres décadas para verlo otra vez en lo más alto. Dos finales, dos victorias. Las comparaciones entre el equipo de los Fergie Boys y el de Bobby Charlton, George Best y Denis Law estuvieron a la orden del día. El United actualizó su historia. Encima el día del aniversario de Sir Matt Busby. El Bayern, por el contrario, siguió encorsetado en los triunfos de Beckenbauer, Gerd Müller y Sepp Maier que marcaron una época (1974, 1975 y 1976). El tricampeón disputó su quinta final, perdiendo de nuevo como en la anterior de 1987 frente al Porto. Aquella noche en el Praterstadion, Ludwig Kögl adelantó a los de Udo Lattek en la primera parte, pero los portugueses remontaron con goles de Juary dos Santos, minuto 77, y Rabah Madjer, minuto 80. Final con ciertas similitudes a la de 1999. De nuevo el mismo resultado, 2-1, sufriendo el Bayern dos mazazos muy seguidos como los de Sheringham y Solskjær, aunque estos del Porto ocurrieron en la recta final y no en el descuento. Matthäus, único superviviente de 1987, perdió su segunda final de la Copa de Europa. A sus 38 años se le escapó la última posibilidad de ganar el único título que le faltó (jugó en Múnich hasta marzo de 2000 y el Bayern ganó su cuarta Copa de Europa en mayo de 2001 ante el Valencia). Las cámaras de la tele captaron la cara de poema de la leyenda sentando en el banquillo presenciando el drama. Si el Bayern se hubiera proclamado campeón esta final sería recordada como una de tantas al fin y al cabo, pero la loca remontada en el descuento, jamás vista en ninguna otra final de la Copa de Europa, la pusieron a la altura de las mejores. La crónica de Marca, de Luis Fernando Rojo, dio la definición perfecta: "Memorable. Qué gran final se vio en el Camp Nou. Los últimos veinte minutos son para enmarcarlos. Con letras doradas. Hacía años que una final no deparaba tanta emoción como la que se vivió en el coliseo azulgrana. Un partido magnífico, lleno de emoción y con un ambiente impresionante. El United, que parecía muerto, dio la vuelta al marcador en el descuento con dos goles y destrozó el sueño alemán en un abrir y cerrar de ojos. De la gloria al infierno se pasa en 101 segundos. Ese es el tiempo que transcurrió entre los goles del Manchester United, del remate de Sheringham al desvío de Solskjær. La felicidad de la hinchada, jugadores y cuerpo técnico inglés contrastó con la enorme desolación de los alemanes en el mismo terreno de juego, que fueron incapaces de sacar de centro tras el segundo gol"

 

Gol de Basler y control del Bayern, que llegó 0-1 al 90

 

Los discípulos de Hitzfeld madrugaron para tocar diana. Minuto 6. Falta peligrosa cerca del área grande mancuniana. Jugada rápida y vertical característica del Bayern, en la que Johnsen derribó al tanque Carsten Jancker. Mario Basler botó el golpe franco directo y marcó de tiro raso por el palo derecho, el del porteroSchmeichel (capitán por la ausencia de Keane en su último partido como red devil) hizo la estatua. Colocó una barrera poblada que le impidió la visión por donde estaba colocado, algo que detectó Basler, especialista a balón parado y dotado de un notable golpeo. Super Mario ya selló el pase a la final, golazo con la zurda por la escuadra al Dinamo de Kiev en la vuelta de las semifinales, y su tanto al United casi valió la Champions. Casi... A partir de ese minuto 6 el United tuvo la posesión, pero el Gigante de Baviera controló pese a no llevar la iniciativa. También se puede dominar jugando replegado y al contraataque, faceta en la que este Bayern fortificado de cinco zagueros se sentía como pez en el agua. Con 0-1, Babbel, Thomas Linke, Matthäus, Kuffour y Michael Tarnat realizaron un trabajo defensivo impecable hasta que el partido empezó a romperse en la recta final. Antes de eso los de Old Trafford encontraron numerosos problemas, alejados de la versión brillante de la segunda mitad de la temporada. Los jugadores achacaron esto a distintos motivos: miedo escénico, molestias, cansancio... El problema principal residió en el cortocircuito entre el centro del campo y la delantera. Los ataques normalmente se concentraban en base a las penetraciones de Beckham y Giggs, que asistían a la dupla de moda, los Calypso Boys, Yorke y Cole. El 4-4-2 de Ferguson, en este sentido, quedó debilitado al estar privado de su punto fuerte, el juego exterior de Beckham y Giggs, toda vez que la sala de máquinas se resintió sin el mando de Keane y la llegada de Scholes. Con Beckham organizando y Giggs entrando en diagonal, el United varió su estrategia de atacar las bandas y exploró nuevas vías por dentro. Beckham lanzó balones perpendiculares al área hacia Yorke y Cole, atrapados en la tela de araña bávaraLinke y Kuffour anularon a los Calypso Boys. Yorke fue una sombra del gran Yorke de la 1998/99, el delantero más destacado de esta campaña junto a Andriy Shevchenko, y tampoco Cole disfrutó de su mejor noche. En cambio, destacaron Jeremies y Kuffour. El ghanés, el más joven de la final con 22 años, dio una lección de despejes, así como Jeremies de recuperar balones. Ciertamente la final acabó siendo preciosa, sin embargo, la primera mitad resultó insipida y mecánica. El Manchester se mostró incapaz. El Bayern defendió su renta y apenas arriesgó, salvo cuando un genial Basler conducía los contragolpes. En los primeros 45 minutos, tras el gol, apenas se contabilizaron unos pocos acercamientos timidos. Un disparo de Yorke tras un servicio de Beckham al que respondió Kahn y una acción embarrullada despejada por Effenberg que dio en Cole y a punto estuvo de colarse dentro. Por parte del Bayern un tiro mal ejecutado por Zickler tras una internada de Basler por la derecha y otro intento manso de Zickler directo a los guantes de Schmeichel. Al meta y a Johnsen se les vio nerviosos durante la primera media hora, pero mejoraron en la segunda parte. 

 

La noche anterior a la final, Alex Ferguson charló con Steve Archibald, al que dirigió en el Aberdeen, y el ariete le contó lo duro que fue perder la final de la Copa de Europa de 1986 frente al Steaua de Bucarest cuando militó en el Barça. Pues en el descanso Ferguson trasladó a sus pupilos las palabras de Archibald con el fin de forzar la reacción: "Si pierden estarán a dos metros de la Copa de Europa, pero no podrán tocarla. Quiero que piensen que habrán estado muy cerca de ella. Para muchos de ustedes será lo más cerca que estarán jamás y odiarán ese pensamiento el resto de sus vidas. Así que asegúrense de no perder. No se atrevan a volver aquí sin darlo todo". Ferguson, además, pidió a Stam que recuperase el balón con mayor agresividad y al equipo que pasase más rápido el balón. El escocés también charló largo rato con Sheringham, instándole a que si en el minuto 65 seguían 0-1 sería el primer cambio, provocando el recelo de Solksjaer. "Pensé: te he marcado 17 goles esta temporada, la mayoría entrando como suplente, ¿y no vas a hablar conmigo?" (Solksjaer, FourFourTwo, 2016). Empezó la segunda parte y Jancker lanzó un aviso nada más salir de la caseta resuelto por Schmeichel. Tampoco es que la situación cambiase mucho. El Bayern continuó estando cómodo encerrado y utilizó el pase largo sin mucho éxito, ya que Stam, el más regular del United, se mostró entonado en las coberturas. Los diablos rojos, por su parte, aumentaron el ritmo de su empuje y la sensación de agobio de los de Hitzfeld aumentó ligeramente. Sin embargo, era insuficiente para derribar la barrera. Mientras Matthäus estuvo presente, el combinado teutón pasó pocos apuros. El campeón del mundo actuó como líbero o centrocampista según las circunstancias. Cuando el United atacó se inscrustó entre Linke y Kuffour. No obstante, Hitzfeld le pidió que apoyase a Effenberg y Jeremies, pasando del 5-2-3 a un 4-3-3, para que Jeremies encimase a Beckham. El '7' inglés y Giggs, pese a la incomodidad de jugar fuera de sus puestos, fueron los mancunianos que más cosas intentaron hacer. Giggs puso la quinta y fundió a Tarnat en aquella banda. El galés careció del acierto de otros días, pero lo suplió con voluntad. Como cuando un centro suyo desde la banda derecha fabricó la mejor ocasión hasta entonces en el minuto 55. Giggs la puso al segundo palo y Blomqvist, que se anticipó a Babbel, remató desviado. El sueco, desafortunado no solo en esta ocasión sino en todo el partido, fue el primer sacrificio de Ferguson. Sheringham le reemplazó. El ex del Tottenham entró en el minuto 67 con 0-1, tal y como le prometió Ferguson al descanso. También Hitzfeld movió ficha. Scholl sustituyó a Zickler. Las sustituciones transformaron la final, dando paso a las mejores jugadas y mayores oportunidades. El encuentro se rompió. Los marcajes ya no eran tan férreos y se permitió más libertad a la hora de llegar al área rival. Los impresionantes últimos 25 minutos echaron el cierre a una gran Liga de Campeones 1998/99.  

 

Remontada en el descuento, 2-1, y el United campeón de Europa

 

Solksjaer prendió la mecha. El noruego, desde su salida en el minuto 81 por Cole, activó el ataque mancuniano y mezcló a la perfección con Sheringham. Ole y Teddy. Que los dos revulsivos protagonizasen el milagro en el descuento dio un aire de fantasía épica novelesca. Ahora bien, antes de la remontada, el cuadro muniqués jugó sus mejores minutos. Ahí dispuso de opciones para dejar bien amarrada la Champions. Mario Basler, el mejor del Bayern sobre el Camp Nou, paseó un gran estado de forma. Completó una labor sacrificada ayudando en defensa y, al eclipsar Beckham a Effenberg, se erigió en el principal elemento creativo bávaro. Super Mario no se contentó con ser el autor del tanto muniqués. Intentó varias veces el gol desde el centro del campo y en una de estas lo rozó, quizás vanagloriado por el protagonismo que concede una final de la Champions League. Esa acción anunció lo que se le avecinó al Manchester. La tormenta de juego directo de un Bayern que profundizó más a partir de la salida de Mehmet Scholl. El turco-alemán, jugador de segunda línea técnico, inteligente y llegador, aprovechó los enormes espacios y la fatiga de un United volcado. El Bayern dispuso de ocasiones clarísimas entre los minutos 73 y 84, dos de ellas los lanzamientos al palo: paradón de Schmeichel a Effenberg, vaselina de Scholl al poste, intervención de Schmeichel a tiro de Scholl y chilena de Jancker al travesaño. Schmeichel salvó al United, amén de la ayuda inestimable de la madera. El danés se resarció de su dubitativo inicio. Mantuvo el 0-1, incluso participó en el empate y conquistó la Copa de Europa en su último partido como mancuniano. Al Bayern perdonar le costó la Champions y se derrumbó cuando se marcharon un Matthäus fundido y Basler, sustituidos por Fink y Salihamidžić. "Basler y Matthäus abandaron el campo como si acabaran de recoger un Óscar" relató Stam en su autobiografía, nada amigable con sus rivales dada la rivalidad germano-neerlandesa. Y llegó la hora Ole. Entró Solksjaer y Ferguson reestructuró el 4-4-2 insertando el rombo. Butt pivote, Beckham derecha, Giggs izquierda, Yorke enganche y arriba Solksjaer y Sheringham escorado a la izquierda. El United, por fin, agobió a Kahn, espectador hasta entonces. Primero llegaron dos avisos premonitorios de Solksjaer y Sheringham blocados por Kahn. Acto seguido, en el descuento cayeron los dos goles de Sheringham Solksjaer como dos descargas eléctricas fulminantes de apenas 101 segundos de diferencia. Ambos de ejecución identica: dos córners botados por Beckham desde el costado izquierdo. En el 1-1, minuto 91, influyó Schmeichel, que subió provocando la distracción del rival, y Sheringham, totalmente solo, finalizó una jugada embarullada. En el 2-1, minuto 93, Beckham botó el saque de esquina al primer palo, donde Sheringham peinó de cabeza al segundo y Solksjaer, también solo, empujó el balón al fondo de las mallas. El homogéneo dispositivo bávaro flaqueó al final. Doce saques de esquina botó el United; en ninguno de los diez anteriores Kahn pasó apuros y en los dos últimos últimos llegó la dramática derrota. El Bayern entró al descuento como campeón de Europa y del mismo salió coronado el UnitedIncreíble remontada exprés. Algo nada nuevo bajo los mandos de Ferguson a raíz de su filosofía de entrega hasta el final: "Los goles en los últimos minutos resumen mi historia en el United". Estudiando al Bayern, Sir Alex Ferguson estrenó señorío tras esta final notó que siempre que iba ganando sacaba a sus dos extremos, por lo que tendría la oportunidad de colocar a tres delanteros: “Entonces tuvieron un mediocampo más apretado, pero me permitió jugar con tres. Tuvimos un poco de suerte en el gol del empate, pero desde ese momento supe que íbamos a ganar, porque el Bayern estaba de rodillas. El impacto de marcar tan tarde les afectó mucho”. Impactó Kuffour golpeando el suelo con el puño. Jancker vomitó cuando vio los goles por televisión esa misma noche. Scholl se quebró al llegar al autobús y gritó: "¡Esto es increíble! ¡Debería haber ganado!". El Bayern también cayó en la final de la Copa de Alemania ante el Werder Bremen en los penaltis. El conjunto alemán se resarció del golpe del Camp Nou ganando la Champions 2000/01, la cuarta de las seis que posee. La gloria de aquella 1998/99 se la llevó el Manchester United. Cuarto equipo que hizo triplete tras el Celtic, Ajax y PSV. Primer club inglés en ganar la Copa de Europa y también el primero que conquistó dicha competición después de lo de Heysel. El milagro del Camp Nou. 

 

  

GALERÍA DE LA FINAL

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