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El tío y los sobrinos

Orlando Giménez, Quique Setién y Marcos Alonso formaron la delantera el tío y los sobrinos en el Racing

Orlando Giménez, Quique Setién y Marcos Alonso formaron la delantera denominada 'el tío y los sobrinos' en el Real Racing Club. Los sobrinos eran Quique y Marcos, que acababan de saltar al fútbol profesional procedentes del juvenil racinguista. El paraguayo Giménez, por su parte, cumplía las primeras de sus doce temporadas en la liga española, a la que llegó por medio del club santanderino. Con 25 años tenía mucha carrera por delante y, sin ser ni mucho menos veterano, le tocó hacer de tío, al tener más rodaje que los yogurines Quique, 19 años, y Marcos, 18. Giménez, Marcos y Quique integraron una de las vanguardias más jóvenes y talentosas del momento y vivieron la cara y la cruz de lo que es luchar por la supervivencia en Primera División durante sus dos temporadas a las órdenes de Nando Yosu. En la 1977/78 el Racing selló una permanencia milagrosa, siendo clave para la salvación la formación del tridente en las cuatro últimas jornadas. En la 1978/79 el fútbol del tío y los sobrinos creció, pero esta vez el descenso arrastró al Racing a Segunda. Al siguiente ejercicio el Valencia fichó a Giménez, el Atlético de Madrid a Marcos y solo quedó Quique del magnífico triunvirato que deleitó a la afición cántabra de los viejos Campos de Sport de El Sardinero. El tío y los sobrinos. Muchos quilates en la delantera del Racing.  


  • ORLANDO GIMÉNEZ: 92 partidos y 31 goles con el Racing. Uno de los muchos paraguayos que llegaron a la liga española durante esos años. Militó tres temporadas en el Racing y también jugó en el Valencia, Espanyol y Sabadell, marcando en abundancia en el Racing y EspanyolNando Yosu le utilizó en todas las posiciones del ataque: delantero centro, extremo derecho, extremo izquierdo y mediapunta. En sus dos últimas temporadas como montañés, en las que coincidió con Marcos y Quique, fue el hombre-gol y la estrella. Adornó sus tantos trascendentales de belleza gracias a su depurada técnica. Siempre fino y peligroso el guaraní.
  • MARCOS ALONSO: 76 partidos y 10 goles con el Racing. Parte de una saga mítica. Su padre Marcos Alonso Imaz, Marquitos, jugó en el Racing y Real Madrid; él, Marcos Alonso Peña, en el Racing, Atlético, Barcelona y Logroñés; y su hijo Marcos Alonso Mendoza actualmente está en el Celta. El Pichón debutó en Primera con 17 años y enseguida se adivinó que sería uno de los grandes jugadores españoles de la época. Extremo veloz y regateador, cuyo cambio de ritmo destrozó defensas. Con el Barça logró un famoso gol ante el Real Madrid en una final de Copa. Volvió al Racing, con el que disputó su última campaña en activo en Segunda B, y ascendió a Segunda. Internacional. Falleció en 2023. DEP. 
  • QUIQUE SETIÉN: 369 partidos y 78 goles con el Racing. Toda una institución profesando racinguismo de corazón. Doce temporadas como verdiblanco, el que más con del tío y los sobrinos, por las tres de Giménez y Marcos. Gozó de unos inicios meteóricos al igual que Marcos. Entonces era delantero centro, después centrocampista organizador. Pase milimétrico, visión de juego y buen remate de cabeza. Abandonó el Racing y recaló en el Atlético y Logroñés, volviendo a coincidir con Marcos en ambos sitios. Fue al Mundial de México 1986, pero no jugó. Regresó a casa, ya veterano. Logró su tercer ascenso con el Racing a Primera y rindió a muy buen nivel en la máxima categoría. Finalmente, ayudó al Levante a subir a Segunda. 

1976/77: La temporada previa

 

Los clubes paraguayos Libertad, Cerro Porteño y Sportivo Luqueño fueron los pasos previos de Giménez antes de cruzar el charco. El Racing le firmó para la 1976/77, una temporada antes de que Quique Setién y Marcos Alonso subieran al primer equipo. El guaraní, en su primera campaña, coincidió con Quinito, Aitor Aguirre y El Torito Zuviría. Otra buena delantera bajo la supervisión de José María Maguregui Magu era el técnico racinguista, Nando Yosu, que lo sería al siguiente ejercicio, ejercía de segundo del primer equipo a la vez que entrenaba al juvenil–. Pese a que en algunos partidos Maguregui salió con los cuatro delanteros, lo habitual era que jugasen tres. Zuviría y Aitor Aguirre lo coparon casi todo y Quinito acumuló más minutos que Giménez. No obstante, El Negro ejerció de salvador al final. Faltando un par de jornadas, el Racing ocupaba puestos de descenso y necesitaba ganar los dos últimos choques. Solo así podía evitar la Segunda División. La empresa se complicó cuando en la penúltima jornada el Málaga se puso 0-2 en la primera parte. El Sardinero contempló la negrura del abismo, pero tres goles de Giménez en la segunda parte burlaron el destino y establecieron un increíble 3-2. Primera gran tarde de Giménez con la verdiblanca. Esa mítica remontada ante el Málaga, con hat-trick de Giménez, insufló de moral al Racing, que acabó celebrando el 0-1 al Salamanca de la última jornada como si de un título se tratase. No en vano, esas dos victorias seguidas aseguraron la continuidad en Primera. 

 

Esa temporada 1976/77 se disputó la primera Liga Nacional Juvenil. Constó de ocho grupos distribuidos por proximidad geográfica y los dos primeros de cada grupo pasaron a disputar el Campeonato de España Juvenil, la actual Copa del Rey. Nando Yosu, entrenador del Racing juvenil, confeccionó una potente escuadra reclutando a las principales promesas de Cantabria: Quique Setién, Marcos Alonso, Agapito Moncaleán, Juan Carlos García... La amistad de Yosu con Marquitos propició que el hijo del ex jugador del Real Madrid y Racing llegase del Real Madrid juvenil. (Marcos Alonso, As Color): “Hubo un momento que consideré oportuno marcharme. En el Madrid los jugadores van subiendo según los años. Me encontraba en el equipo B de juveniles y me quedaba un año más para jugar en esta categoría. Vi que en Santander tenía posibilidades de jugar todos los domingos y no lo dudé". Por su parte, una vez empezada la temporada, también se concretó la incorporación de Quique, previa compensación de 40 pares de botas para el Perines, equipo de Santander del que procedió Setién. Quique y Marcos engrasaron la delantera del Racing juvenil de Nando Yosu. Un Racing que quedó entre los cuatro mejores equipos de España. Este Racing fue segundo del Grupo II de la Liga Nacional Juvenil tras el Athletic, accedió al Campeonato de España Juvenil y rozó la final. Eliminó al Sevilla en los octavos, al Espanyol en los cuartos y cayó ante el Zaragoza en las semifinales con infortunio en la prórroga. Sin final, pero sembrando el terruño de futuro.

 

1977/78: Formación del tío y los sobrinos al final de la temporada

 

Para el siguiente ejercicio, Maguregui firmó por el Celta. Nando Yosu cogió las riendas y se llevó a sus dos discípulos del juvenil, Marcos y Quique. Setién, en apenas unos meses, pasó de jugar con el Perines a hacerlo con sus ídolos Damas, Quinito, Geñupi, Juan Carlos Pérez... En el partido de presentación ante el Athletic, Víctor Soler arrastraba molestias y debutó Quique, mostrando buenas maneras delante del público montañés. Al día siguiente se reunió con el presidente López Alonso y Nando Yosu y firmó su primer contrato profesional. (Quique Setién, El Mundo): "De golpe ya no estás en campos de tierra sino en estadios llenos y te empiezan a valorar públicamente. Yo llevaba cuatro años trabajando como botones en el Colegio de Farmacéuticos por 1.500 pesetas y, de repente, el Racing me ofreció un contrato. Mi padre no lo veía nada claro: ¿Cómo vas a firmar eso cuando ya tienes un trabajo para toda la vida? Tuvo que venir mi tío a casa para convencerle de que iba a ser bueno y después de ese contrato habría más. Solo entonces me dio la venia". En los años anteriores, el Racing sacó la cartera para realizar buenos fichajes: Quinito, Vítor Damas, Giménez... Eso, sin embargo, se acabó. Los problemas económicos viraron la política hacia la cantera y la plantilla se llenó de cántabros. La anterior campaña apareció Juan Carlos Arteche. Esta, Quique y Marcos (también Manolo Preciado). En aquella época de marcadas jerarquías solo los talentos precoces conseguían un puesto en Primera a esa edad y menos pasando de un juvenil a un primer equipo. Visto ahora parece sencillo haber apostado por dos futuros internacionales como Quique y Marcos. Pero Nando Yosu –perfecto conocedor del potencial de los sobrinos y técnico que apostó por dar oportunidades a los jóvenes, al contrario que muchos de sus colegas que miraban recelosos el DNI– osó subirlos sin pasar por el filial. ¿Para qué ese peaje en el Rayo Cantabria si ya estaban listos para Primera? Es cierto que las bajas precipitaron los acontecimientos, ya que los traspasos de Zuviría al FC Barcelona y Aitor Aguirre al Athletic diezmaron la vanguardia. El Racing contrató a Víctor Soler del Salamanca como sustituto de Aitor Aguirre y entre el valenciano y, sobre todo, Giménez, Quique y Marcos, el tío y los sobrinos, mantuvieron a flote a una nave que se hundía

 

Tras la marcha de Aitor Aguirre, el Racing varió su forma de atacar. De colgar balones al vasco, ariete cabeceador de 1,88m, a combinar teniendo a Giménez como faro. El paraguayo asumió el mando, mostró todo su repertorio de elegancia y efectividad y fue el máximo goleador racinguista (11 goles decisivos que dieron la vida). Del tío aprendieron mucho los sobrinos, algo crucial de cara a aquellos instantes iniciales en el fútbol profesional. Quique carecía de fuerza para enfrentarse a centrales tan duros como Migueli, Benegas y Benito, pero lo suplió con técnica. Marcos, por su parte, atesoraba descaro y sus diabluras agitaron la banda como un soplo de aire fresco. Marcos debutó con apenas 17 años en la jornada 4. Salió desde el banquillo por Geñupi en la derrota ante la Real Sociedad en Atotxa (2-0). Una jornada después, en la 5, lo hizo Quique con 19 años en el empate contra el Betis en El Sardinero (1-1), sustituyendo a Sergio Manzanera. Cierto sector de la grada recriminó a Yosu la confianza en dichos chavales al considerarlos verdes para Primera. El Brujo de Munguía, en cambio, siguió tirando de ellos porque atesoraban la capacidad de decidir un partido. Continuaron sumando minutos y estrenaron su cuenta en el 4-0 al Espanyol. Marcos anotó el tercero y Quique el cuarto. En este partido, Marcos salió de inicio junto a Giménez y Víctor Soler, Quique entró en la segunda mitad sustituyendo a Marcos. Setién empezó a ser fijo a partir de la jornada 24 y Marcos más al final, a partir de la jornada 30. Solo en las cuatro últimas jornadas, cuando Marcos ya era titular, Nando Yosu se atrevió a alinear al tridente al completo. Con el tío y los sobrinos se lograron tres victorias (Espanyol, Real Madrid y Sporting) y un empate (Burgos). Gracias a esta racha el Racing salió del pozo. Quedó decimotercero, 1 punto por encima del descenso. El primer milagro de Nando Yosu. Giménez, clave en la salvación de la campaña anterior, multiplicó su trascendencia. Anotó dos goles muy significativos en estos últimos choques. El 0-1 frente al Espanyol en Sarrià, jornada 31, y el 1-0 contra el Real Madrid en el último minuto, jornada 32. Giménez decidiendo, Quique y Marcos desarmando los cerrojos. Sellando, en definitiva, la permanencia. El tío y los sobrinos dejaron el siguiente balance durante su primera temporada: Giménez 24 partidos, 23 como titular, y 11 goles; Marcos Alonso, 17 partidos, 8 como titular y 1 gol. Quique Setién, 21 partidos, 12 como titular, y 2 goles. El Maestro también clavó una joya de tanto en el 1-0 al Athletic. (Quique, El País): "El balón me lo da Geñupi, dejo caído a Guisasola y marco con el empeine exterior de la derecha. Y con el campo lleno de barro. Tengo una foto con Iribar caído, Guisasola de rodillas y yo por el medio puño en alto"

 

1978/79: Fútbol de quilates pese al descenso a Segunda

 

El Racing encadenaba dos salvaciones in extremis. Giménez saboreó ambas, Quique y Marcos la última. Sin embargo, a la tercera fue la vencida. El descenso continuó acechando y se confirmó al siguiente curso 1978/79. El conjunto santanderino se hundió en la penúltima plaza, quedándose a 7 puntos de la permanencia, y bajó a Segunda después de cuatro campañas seguidas en PrimeraEl Sardinero dejó de ser el fortín de los años anteriores y los muchos puntos que volaron en casa tuvieron su ratificación a domicilio. Santi Gutiérrez Calle dirigió al equipo en las siete últimas jornadas, siendo reemplazado Nando Yosu por problemas de salud. El Racing acusó la baja de Arteche, vendido al Atlético de Madrid, y la lesión de Manolo Chinchón, pese a que destacó Tuto Sañudo como impecable marcador. Otro canterano mítico que debutó y se consolidó, pero nada evitó un descenso cantado. Ni la magia del tío y los sobrinos. 

 

La delantera del Racing 1978/79 sufrió alguna modificación. Quinito volvió a Portugal y se enroló en el Sporting de Braga. Vino el veterano Alfonso Alarcón, procedente del Real Oviedo (decisivo más adelante en el ascenso del Racing a Primera en la 1980/81). Quique y Marcos cumplieron su segunda campaña y asumieron roles importantes. Máster de experiencia a tan temprana edad. Los sobrinos se consolidaron al lado del tío dentro de aquel fútbol en el que los delanteros podían moverse con más libertad al haber más espacios que ahora y sin marcajes tan severos. Giménez, como hombre más adelantado, protegía la pelota de forma excelente. Quique y Marcos, lejos de quedarse estáticos allá arriba, bajaban a apoyar al centro del campo sin dejar de correr. Ciertamente, la espina del descenso se les clavó dentro como al resto de sus compañeros. No obstante, eso no borró aquellos instantes de la 1978/79 que merecen ser recordados. Las tres dianas de Giménez en el 2-3 al Espanyol en Sarrià; el paraguayo metió dos hat-trick con el Racing, este fue el segundo, el primero el 3-2 al Málaga de la 1976/77. El 3-1 al Valencia de Mario Kempes en El Sardinero, anotando Giménez y Marcos dos de los tres goles. El 1-2 a la UD Las Palmas en el Insular, tantos de Giménez y Setién, exhibición coral del tío y los sobrinos que dejó maravillado a Miguel Muñoz, entrenador de la Unión Deportiva. En cuanto a rendimiento individual, Giménez ratificó su gran curso anterior. 31 partidos, 30 como titular, y 11 goles (mismos que la Liga anterior). Giménez volvió a ser el máximo realizador seguido en el segundo escalafón por Marcos, Alarcón y José Ángel Rojo, empatados los tres a 4 goles. Marcos dio un salto considerable. El Pichón fue el único racinguista que disputó los 34 partidos de Liga, 31 como titular, anotando 4 goles. (Marcos, Don Balón): "Hasta ahora todo lo conseguido me lo he ganado a pulso. Si estoy en el Racing y en la selección juvenil no es porque nadie me haya regalado nada. Se debe a mis propios méritos. No ha influido que sea el hijo de Marquitos”. Quique, por el contrario, vivió momentos complicados. Esa temporada realizó la mili en Santander, lo que le hizo perderse los primeros encuentros para acabar disputando un total de 24, 20 como titular y marcando 3 tantos. Nando Yosu le dio todos los partidos que pudo y, aún así, nunca se sintió cómodo debido a unas durísimas circunstancias personales que arrastró. Por su parte, en la Copa del Rey 1978/79 el Racing llegó hasta cuartos de final, cayendo ante el Sevilla. El tío y los sobrinos anotaron 2 goles cada uno en el torneo del KO. Marcos un doblete a la Cultural Leonesa, Giménez un gol a la Cultural y otro al Rayo Vallecano y Quique uno al Ceuta y otro al Sevilla. 

 

El descenso, unido a la revalorización del tío y los sobrinos, muy apetecibles para los grandes, desmanteló el tridente. Real Madrid y Valencia se pelearon por Giménez, que acabó vestido del blanco valencianista. (Giménez, Don Balón): "Estando en el Racing, el Madrid se interesó por mí. Estuve a punto de fichar, pero el Valencia se adelantó. Cometí varios errores en mi vida y, tal vez, no haber ido al Madrid haya sido uno. Pero había una persona importante para mí, que era el presidente del Racing, que me pidió que fuera al Valencia como un favor personal. De todas formas, no voy a vivir de ese recuerdo porque estoy satisfecho de lo que he realizado". Marcos Alonso, que ese 1979 disputó el Mundial Juvenil con España, tuvo cuatro novias: Real Madrid, Atlético, Barcelona y Valencia. Corrió el rumor de que al Barça le ofrecieron a Marcos, pero no se decidió, y lo ató el Atleti. El asunto lo llevaron Vicente Calderón y el padre del jugador, Marquitos, dando Luis Aragonés el visto bueno. Por su parte, solo Quique continuó en el Racing y El Maestro marcaría un gol histórico contra el Levante en la última jornada de la 1980/81 en Segunda División. Un remate de cabeza en plancha a centro de José Luis Herrero que devolvió al equipo representativo de Cantabria a Primera tras dos campañas en Segunda. Eso es lo que quedó del tridente del primer Racing de Nando Yosu. Orlando Giménez, Quique Setién y Marcos Alonso. El tío y los sobrinos

 

 

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