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Peñarol 2-0 Aston Villa: El primer tricampeón del mundo

 

Peñarol, como campeón de Sudamérica, y Aston Villa, como campeón de Europa, se disputaron el trono mundial el 12 de diciembre de 1982 en el Estadio Olímpico de Tokio ante 62.000 espectadores. La extinta Copa Intercontinental. El conjunto uruguayo ganó 2-0 al Villa, con goles de Jair Gonçalves y Walkir Silva, y entró directo en la historia. Pasó a ser el club que lideraba el palmarés de la competición, el único con tres Intercontinentales en ese momento. Peñarol, por lo tanto, se convirtió en el primer tricampeón mundial de clubes.

 

Esta fue la primera y única final de la Intercontinental para el Aston Villa y la cuarta de las cinco de Peñarol, que casi 20 años después volvía a a una cita de estas características. El Mirasol ganó tres finales (Benfica en 1960, Real Madrid en 1966 y Aston Villa en 1982) y perdió dos (Real Madrid en 1960 y Oporto en 1987). Cabe destacar que este torneo se jugó a ida y vuelta en las canchas de los participantes hasta 1979. Luego se eligió Japón como sede a partido único. Peñarol vivió ante el Villa la primera definitoria en Tokio a 90 minutos.

 

Tanto Peñarol como Aston Villa formaron de inicio con un 4-4-2 con rombo en el centro del campo. Hugo Bagnulo, entrenador del Peñarol, salió con Gustavo Fernández; Víctor Diogo, Nélson Gutiérrez, Walter Olivera, Juan Vicente Morales; Venancio Ramos, Mario Saralegui, Miguel Bossio; Jair Gonçalves; Fernando Morena y Walkir Silva. Por su parte, Tony Barton, técnico del Aston Villa, alineó a Jimmy Rimmer; Allan Evans, Ken McNaught, Gary Williams, Mark Jones; Gordon Cowans, Dennis Mortimer, Tony Morley; Gary Shaw; Peter Withe y Des Bremner.

Habilidad y garra charrúa

 

El Manya, serio en defensa y sutil en ataque, neutralizó el rudo fútbol físico y directo del Aston Villa. Por ahí empezó a ganar el título. No obstante, Los Villanos intimidaron nada más empezar con un disparo al larguero de Cowans de falta; de haber entrado, el desenlace pudo haber sido diferente. Peñarol, sin embargo, reaccionó con celeridad al susto de Cowans. Fernando Morena realizó una genial maniobra, disparó al primer palo, el portero Rimmer sacó una mano providencial y evitó el tanto. Del posible gol inglés se pasó al posible gol uruguayo, ya con la garra charrúa notándose en suelo nipón. 

 

Por su parte, Saralegui, Bossio, Olivera y Felipe Gutiérrez trazaron un escudo antiaéreo ante las torres del Aston Villa En especial sobre el ariete Peter Withe, el héroe de Róterdam, quién marcó el gol del triunfo en la final de la Copa de Europa ante el Bayern. Peñarol, por lo tanto, anuló las virtudes del Villa y llevó el partido a su zona de confort. Elevó la intensidad, se hizo con el control en el centro del campo y su mayor talento respecto a los británicos hizo la otra parte. Cuando conectaron Jair, Walkir Silva, Venancio Ramos, Morales y Morena se decidió la contienda. El frente ofensivo de Peñarol desarborló a los de Tony Barton. 

 

Los goles llegaron y llevaron la firma de Jair Gonçalves y Walkir Silva, uno en cada parte. Jair abrió el marcador mediante un lanzamiento de falta lejano en el minuto 27. Entró con suspense y con ayuda del poste; Fernando Morena, por si acaso, remachó en última instancia ya con el balón dentro del arco. Asimismo, en el definitivo 2-0, Venancio Ramos ganó una disputa en el centro del campo con Cowans y lanzó un pase a Walkir Silva. El delantero ganó la partida a los centrales del campeón europeo. Aceleró, pisó el área, disparó y Rimmer rechazó el disparo; Walkir Silva recogió el rechace y sentenció la final en el minuto 68. Peñarol ganó 2-0 al Aston Villa y el arquero Gustavo Fernández dejó su puerta a cero, aunque para ello Nélson Gutiérrez, Walter Olivera y Víctor Diego se cargaron de tarjetas amarillas. 

Primer tricampeón del mundo

 

La imagen del capitán Walter Olivera alzando la Intercontinental en Tokio forma parte de la historia del conjunto aurinegro. Ya de vuelta a Montevideo se celebró por las calles de la ciudad. Con el colofón final en el Estadio Centenario como nexo de unión final.

 

Este trofeo, el último como campeón del mundo de Peñarol, contó con un simbolismo especial por lo que significó. Peñarol aventajó a Santos, Inter de Milan y Nacional de Montevideo –los tres con dos títulos y lideró el ránking de la Intercontinental en ese momento con tres entorchados mundiales. Bajo el formado de Copa Intercontinental, Peñarol se mantuvo en la cabeza del palmarés final junto a Milan, Real Madrid, Boca Juniors y Nacional de Montevideo, todos ellos empatados a tres títulos. Ya con la entrada en vigor del Mundial de Clubes en 2005, el Real Madrid lidera el actual ránking con cuatro Mundiales de Clubes y tres Intercontinentales. Siete trofeos en total.  

 

En la actualidad, el fútbol-negocio ha aumentado de forma considerable la distancia entre clubes de la Champions League y del resto del mundo. Lejos queda cuando los sudamericanos dominaban la Intercontinental. No en vano, el triunfo de Peñarol sobre Aston Villa fue el quinto seguido (Boca Juniors, Olimpia, Nacional, Flamengo y Peñarol) de los los conjuntos de la Copa Libertadores respecto a los de la Copa de Europa. Aún llegarían dos más (Gremio e Independiente), por lo que se quedaron en siete en total hasta la victoria de la Juventus ante Argentinos Juniors en los penaltis en 1985. La hegemonía de clubes como Peñarol, en definitiva, equivalía a un fútbol equilibrado y puro. Con el Carbonero instalado en la élite mundial. 

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