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El Divino Ricardo Zamora

 

El 21 de enero de 1901 nacía en Barcelona la primera leyenda del fútbol español, Ricardo Zamora. Considerado como uno de los mejores porteros de la historiaAún bastante después de su retirada, las crónicas medían el nivel de los guardametas a partir del barcelonés: “Es un segundo Zamora o no es precisamente un Zamora”. La fama de Ricardo traspasó fronteras y llegó incluso a oídos de Iosef Stalin. El mandatario de la Unión Soviética creyó que Alcalá-Zamora, el presidente de la Segunda República, era “el portero español”. 

 

La Plata en Amberes y las dos costillas rotas ante Italia

 

Zamora formó parte de la España que logró la Plata en los Juegos Olímpicos de Amberes 1920. Con 19 años, desbancó a Eizaguirre de la titularidad en el primer encuentro ante Dinamarca, subcampeona en 1908 y 1912. Este, además, fue el primer partido oficial de la selección española. La roja venció 1-0 a los daneses y Zamora, decisivo, fue sacado a hombros. En el partido por la Plata, España venció 1-3 a Países Bajos y  rubricó el primer gran éxito de su historia. Curiosamente, el apelativo de la Furia Roja se instauró en este torneo y ha estado adherido al combinado nacional durante largos años. Hasta que Luis Aragonés cambió el ADN y apostó por Iniesta y Xavi. El toque. 

 

Por lo tanto, un adolescente Zamora ya adquirió protagonismo en la puesta en escena de la Selección. Y, catorce años después, un Zamora experimentado también destacó en otro gran evento. La Copa del Mundo de Italia 1934. En el país transalpino le llamaron il miraculoso por su exhibición ante Italia en los cuartos de final. El partido, una batalla encarnizada, acabó 1-1 y Zamora acabó con dos costillas rotas. España acusó el esfuerzo y afrontó el partido de desempate (quedaban años para la prórroga y los penaltis) totalmente mermado. Hasta siete bajas, incluida la de Zamora. Nogués sustituyó a El Divino bajo palos. El Re Play se lo llevó Italia gracias a un gol de Giuseppe Meazza en el minuto 11, los españoles reclamaron falta a Nogués en dicha acción. El árbitro ruizo, Mercet, por contra, sí invalidó los goles que Regueiro y Quincoces le marcaron a Combi. España, sin Zamora y con un once de circunstancias, puso contra las cuerdas a la futura campeona. 

 

Espanyol, FC Barcelona, Real Madrid y Niza, sus clubes

 

En sus dos décadas bajo palos, El Divino resultó ser un innovador. Inventó su propia parada. La zamorana. Consistía en despejar el balón con los codos. Algo tan inverosímil, Zamora lo puso de moda durante sus años en La Liga. El arquero debutó en 1916, con solo 15 años, en el RCD Espanyol, el equipo de sus amores. De ahí pasó al FC Barcelona, con el que logró dos Copas, para volver a los pericos y añadir otra Copa a su palmarés. Zamora abandonó la Ciudad Condal en 1930 y se trasladó a la capital de España. El Real Madrid desembolsó 150.000 millones de pesetas por sus servicios, una fortuna para la época. Con los madridistas formó una terna destacada junto a los centrales Jacinto y Quincoces, un sistema defensivo que dio dos Ligas y dos Copas. En el Real Madrid se recuerda, especialmente, la actuación de Zamora  ante el Barcelona en la final de Copa de 1936. El Madrid FC –entonces aún no era Real– ganó 2-1 al Barça, con una parada milagrosa de Zamora a un disparo envenenado de Escolá en los últimos minutos. Zamora salió a hombros, una estampa recurrente. Un mes después de la final, estalló la Guerra Civil. El barcelonés estuvo encarcelado y se le dio por muerto. Al final logró exiliarse a Francia y allí acabó su carrera en el Niza. La última parada bajo palos antes de volver a España y emprender su carrera como entrenador.  

 

El Divino falleció el 8 de septiembre de 1978. Su mejor legado es el Trofeo Zamora. El premio al portero menos goleado de la liga española temporada tras temporada. En nombre de Zamora, quinto mejor portero del Siglo XX para la IIFHS. 

 

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