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Fernando Morientes, el filo del Queso Mecánico

Inicios de El Moro. De Sonseca a Primera División vía Albacete Balompié

 

"Recuerdo mis tres años en Albacete como los más especiales de mi vida deportiva. Me fue muy bien desde el principio. Había ilusión, muchas ganas de jugar". De estos tres años que comprendieron los inicios de Fernando Morientes, el ariete pasó los dos primeros en los juveniles del Albacete Balompié, debutando el segundo año con el primer equipo, y solo el último lo integró a nivel profesional. Paso fugaz, pero totalmente provechoso. De Sonseca al Queso Mecánico. Leyenda Morientes. 

 

El Albacete disfrutaba entonces de su era dorada –coincidiendo con los primeros años de su historia en la máxima categoría– y se retroalimentó de un proyecto de cantera basado en reclutar a los mejores valores de Castilla La-Mancha. Así fue como Ginés Meléndez, personaje clave, fichó a Morientes del equipo de su pueblo, el cadete del Sonseca (El Moro nació en Cáceres, pero se crio en esta localidad toledana, donde empezó a prodigarse como cazagoles). "Yo estaba en un pueblecito de Toledo con mi familia y mis amigos, haciendo el día a día de un chico de 15 años. Ginés fue alguien muy importante porque fue la persona que me vio y decidió que tenía que ir allí. Firmo por el Albacete y vivo solo en una pensión. Ciudad nueva, compañeros nuevos. Fue un cambio brutal" recordó Morientes en una entrevista reciente a Marca sobre lo que supuso aquel cambio que le hizo madurar más deprisa como persona y futbolista.

 

Aprendiz de Antonio López Alfaro

 

En el juvenil coincidió con Josico, Jesús Muñoz y Alberto Monteagudo, aquel Albacete de la Liga Sub-19 dirigido por Ginés Meléndez. "Muchos llegamos a Primera, algunos con carreras muy dilatadas. Trabajaron genial con nosotros" rememoró Morientes a Marca. El joven ariete, potente, técnico y cabeceador, refinó el don rematador que le hizo especial y quemó etapas a mucha velocidad. El potencial unido a la apuesta por la cantera. Morientes aprendió de Antonio López Alfaro, el emblema que capitaneó los dos ascensos consecutivos de los manchegos de Segunda B a Primera: "Antonio era mi espejo. Me miraba mucho en él porque era el delantero centro del primer equipo y yo era el delantero centro del juvenil. El escalón hasta ahí era tremendo". No obstante, Morientes no tardó en dar ese salto al lado de Antonio y del resto de la crème del Queso Mecánico: Zalazar, Conejo, Coco, Molina, Santi Denia, Geli, Menéndez, Manolo Salvador, Bjelica, Dos Santos, Sala, Fradera...

 

Debut ante el Tenerife y primer gol ante el Racing

 

Debutó en Primera División con 17 años. El 7 de noviembre de 1993 ante el Tenerife. Salió en el último cuarto de hora por el lateral Alejandro, sin poder evitar que los de Jorge Valdano asaltasen el Carlos Belmonte (2-3). El Moro jugaba el fin de semana con el juvenil, pero entrenaba los lunes, martes y miércoles con el primer equipo. Controlado por Víctor Espárrago y su staff. El entrenador uruguayo le citó ante el Tenerife como recambio por las bajas en la delantera y volvió a tirar de él en otro choque de la 1993/94. Sustituyó a El Loco Dos Santos en los últimos minutos del 3-0 al Racing de la jornada 28.

 

El Racing, por cierto, sería el que sufriría el estreno anotador del punta. Sería en la siguiente campaña, 1994/95. 23 de octubre de 1994, 18 años de edad. El Albacete ganó 2-0 al Racing y Morientes, que ya se había ganado un sitio en el Queso Mecánico, abrió la lata asistido por Zalazar. Ese primer gol en el fútbol profesional fue, como no, de nueve de área en extinción hoy en día, estilo definitorio del extremeño-manchego. Recibió el pase de Zalazar al segundo palo y extendió la pierna batiendo a Ceballos a ras de suelo. Quedó para la historia la imagen de Quique Setién tendido en el suelo, al que Morientes superó en el desmarque para anotar a placer. Qué momento. Tras el gol, el canterano corrió hacia el banquillo repleto de alegría. Se fundió en un sentido abrazo con la persona que le descubrió en Sonseca y que apoyó su incursión al primer equipo. Ginés Meléndez, asistente de un Benito Floro que volvió a dirigir a los albaceteños como sustituto de Espárrago tras su paso por el Real Madrid. Al final del partido, El Moro expresó su satisfacción ante las cámaras de televisión: "Unas veces marcamos los jóvenes y otras los veteranos. Lo importante es que el Albacete gane y esté arriba".

 

Siete goles con el Alba

 

Morientes anotó un total de 7 goles con el Albacete. 5 en la Liga y 2 en la Copa del Rey en 27 partidos, 15 como titular, presentando la peculiaridad de que cuando vio puerta los de Castilla-La Mancha no conocieron la derrota. En la Liga sus cinco dianas se tradujeron en dos victorias ante el Racing (2-0) y Oviedo (1-3) y tres empates contra el Sevilla (1-1), Espanyol (1-1) y Tenerife (2-2). En la Copa, por su parte, contribuyó con dos goles decisivos para eliminar al Zaragoza campeón de la Recopa, uno en la victoria de la ida en el Carlos Belmonte (2-1) y otro en el empate de la vuelta en La Romareda (1-1). Efecto Morientes. El impacto generado por el joven futbolista se tradujo en la llamada de la Sub-21, temporada en la que también disputó el Mundial Sub-20 de Qatar de 1995 junto a Raúl, De la Peña, Etxeberria, Michel Salgado... El Moro estaba cumpliendo un sueño, pero esa misma temporada, al final de la misma, conoció también los sinsabores del fútbol. El Alba de Morientes, en apenas quince días, pasó de acariciar la final de la Copa (eliminado por el Valencia en las semifinales) a sufrir el terrible disgusto de la Promoción ante el Salamanca. Los de Juanma Lillo ascendieron a Primera. El Albacete bajó a Segunda, aunque en un giro del destino continuó en la máxima categoría a raíz de la ampliación de la Liga a 22 equipos.

 

 

Los pisos en Marbella

 

La irrupción de Morientes propició que el punta fuese uno de los animadores del mercado estival de 1995. El de Sonseca recordó en Footters como Jesús Gil intentó convencerlo para que llegase al Vicente Calderón: "Un día me llamó mi representante y me dijo que tenía tres ofertas: Atlético de Madrid, Zaragoza y Betis. Le digo el Atleti. Yo me acababa de sacar el carnet de conducir y me gustaba el Golf. Jesús Gil llamó a mi representante diciendo que si iba tenía el Golf en la puerta del Calderón. El paquete era Molina, Santi Denia y Morientes. Íbamos los tres al Atleti... Lo que pasa es que la ficha no era con dinero, sino con pisos en Marbella. El representante me dijo que el que me daba una solidez económica era el Zaragoza, que, además, venía de ganar la Recopa. Se iba Esnáider al Real Madrid. Me llamó Víctor Fernández y me dijo que tenía el '9'. Era un equipazo: Pardeza, Higuera, Nayim, Aragón, Aguado, Poyet... Pagaron 350 millones de pesetas, siendo el fichaje más caro de la historia del Zaragoza en ese momento". Además del Atlético, El Moro también pudo ir al Betis. Lopera ofreció 300 millones de pesetas más Kasumov. Pero el Zaragoza ganó la puja y el Betis, con Morientes a orillas del Ebro, incorporó a Pier. "El Zaragoza ha hecho una apuesta de futuro y voy a intentar corroborar ese esfuerzo intentando aportar lo mejor de mí" dijo el ex del Alba en su presentación como nuevo jugador blanquillo. El epílogo al Real Madrid y a todo lo que vendría. Los tres Copas de Europa merengues, los dos Mundiales jugados con España, la inolvidable experiencia con el Mónaco subcampeón de la Champions, además del Liverpool, Valencia y Olympique de Marsella. Morientes, la leyenda que despegó en Albacete. 

 

 

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