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La decepción del anfitrión

Una victoria en cinco partidos de la Selección en España 1982

España 1982 fue la primera Copa del Mundo con 24 selecciones nacionales. Se pasó de las 16 de Argentina 1978 a las 24 de esta edición por deseo expreso de la FIFA y de su presidente, João Havelange. La organización de un evento de tal envergadura supuso un desafío mayúsculo al que nunca antes se había enfrentado la nación española, que tan solo había acogido la Eurocopa de 1964 en formato reducido. El Mundial llegó en un escenario complejo, con el país inmerso en la difícil transición. El final de la dictadura de Franco dio paso a una democracia aún frágil, tal y como quedó demostrado con el intento de golpe de estado fallido (el 23-F de Tejero) 16 meses antes del Mundial. Además, las altas cifras de paro y los atentados de ETA preocupaban a una sociedad ávida de crecimiento. La Copa del Mundo, por lo tanto, requirió de una fortísima inversión pero, al mismo tiempo, lanzó a la nueva España hacia el exterior. Los 17 estadios (distribuidos en 13 ciudades) ofrecieron un espectáculo inmortalizado por el formidable despliegue televisivo de TVE. Italia se proclamó campeona ante Alemania Federal, final que dejó el mítico grito de gol de Tardelli. La selección española, por contra, decepcionó como anfitriona. Por suerte, siempre quedará Naranjito.

 

El análisis de la Selección en 'su' Mundial requiere del antes, durante y después, lo que ayudará a comprender cómo se pasó del entusiasmo al fiasco. El antes: España por fin era favorita en una Copa del Mundo. Por tres razones: el gran plantel que había, la condición de anfitriona y, sobre todo, los buenos resultados cosechados en los amistosos. Puede parecer una locura que España se sintiese casi a la misma altura que Brasil, Argentina, Alemania e Italia, pero era así. Es lo que creía no solo la afición, sino también la propia RFEF. El seleccionador José Emilio Santamaría, sucesor de Kubala, señaló así de claro cual era el objetivo:  “Hemos visto jugar a los equipos más cualificados para llevarse la Copa y España no desmerece en absoluto ante ellos. Aspiramos a todo, a estar en la final y ganarla”. Lo cierto es que España se preparó a conciencia durante dos años, logrando triunfos de prestigio como el 1-2 ante Inglaterra, el único triunfo español en Wembley. El combinado nacional también realizó una gira por Latinoamérica, donde cayó por la mínima ante la Brasil de Zico y Sócrates en Salvador de Bahía. Perdió 1-0 al igual que hubiese podido ganar 0-1. La planificación de la gira se realizó teniendo en cuenta el tope de los siete partidos del Mundial, tal y como señaló el presidente de la Federación, Pablo Porta: "Se jugaron siete partidos por el continente americano, los mismos que habrá que disputar si España consigue llegar a la final, que es lo que deseamos. Con un tiempo entre partido y partido muy parecido al del Mundial". 

 

"Un Mundial no se gana con Diesel, sino con gasolina súper"

 

También reforzó las aspiraciones de la Selección la aparición de un club vasco de cantera que desequilibró el poder de los grandes. La Real Sociedad que venía de ganar su segunda Liga consecutiva constituyó la columna vertebral de España. Santamaría convocó a seis realistas: Arconada, López Ufarte, Satrústegui, Zamora, Perico Alonso y Peio Uralde. Los donostiarras, en un momento espectacular, se habían ganado por derecho propio liderar la convocatoria. El seleccionador trabajó con 23 jugadores casi hasta el final y tuvo que descartar a uno para formar la lista de 22. Se cayó Quique Ramos, del Atlético, por unos problemas físicos que no terminaron de aclararse. Santamaría citó a Arconada, Miguel Ángel y Urruti como porteros; Urkiaga, Alexanko, Maceda, Tendillo, Jiménez, Camacho y Gordillo como defensas; Zamora, Gallego, Perico Alonso, Joaquín, Tente Sánchez y Saura como centrocampistas; Juanito, López Ufarte, Quini, Satrústegui, Santillana y Peio Uralde como delanteros. Había equipo para llegar lejos, pero las cosas se empezaron a torcer antes de afrontar una primera fase relativamente asequible ante Yugoslavia, Irlanda del Norte y Honduras. ¿Qué falló primero? Jesús Mari Zamora lo contó en una entrevista a El País: "Por la presión del anfitrión se decidió una concentración de un mes de aislamiento que resultó perjudicial. Solo veíamos a la Policía y a la Guardia Civil que nos custodiaba primero en La Molina y después en El Saler. Llegamos al Mundial sin la chispa necesaria. Un Mundial no se gana con Diesel, sino con gasolina súper. No podíamos cambiar de ritmo, algo imprescindible en una competición de este nivel. Pagamos una preparación inadecuada a todas luces"

 

Empate ante Honduras, victoria ante Yugoslavia y derrota ante Irlanda

 

España se estrenó ante la humilde Honduras el 16 de junio en Mestalla, entonces Luis Casanova. Santamaría puso en liza su 4-3-3 con Camacho de lateral derecho: Arconada; Camacho, Tendillo, Alexanko, Gordillo; Joaquín, Perico Alonso, Zamora; Juanito, Satrústegui y López Ufarte. Era el debut propicio para empezar con una victoria holgada. Es lo que se decía en la previa, de la que se recogieron estas declaraciones del seleccionador hondureño, Chelato Uclés: “Tenemos cierto temor a que España nos arrolle de principio a fin, pero mis jugadores están preparados para no sufrir una humillación”. Pero España solo pudo empatar, mediante el gol de penalti de López Ufarte en el minuto 65 que igualó el tanto inicial de Zelaya en el minuto 7La Furia, pese a que dominó, jugó un partido muy por debajo de lo esperado. Apenas creó sensación de peligro: los balones bombeados chocaron contra la defensa comandada por el rocoso central Costly. Los Catrachos, además, no se limitaron a defender. Betancourt rozó el 0-2 antes de la igualada definitiva de López Ufarte. Todo ese entusiasmo inicial se transformó en decepción, la tónica que acompañaría al anfitrión durante todo el torneo. Santamaría justificó el mal resultado ante Honduras en la responsabilidad que recaía sobre la Selección, mientras que el seleccionador centroamericano se congratulaba por el histórico empate: “Es una auténtica hazaña que en mi país ni siquiera esperaba nadie. Este empate es mucho para nosotros".

 

 

Tres días después del empate, solo valía ganar a Yugoslavia, el rival más duro del grupo que contaba con jugadores de nivel como Sušić y Šurjak. El caso es que el conjunto balcánico también empató en su primer partido (0-0 ante Irlanda del Norte), por lo que también le urgía el triunfo. El entrenador plavi era Miljan Miljanić, conocedor del fútbol español por su paso anterior por el Real Madrid (1974-1977). La Yugoslavia de Miljanić se adelantó en el minuto 10 con un gol de Gudelj. El del Estrella Roja cabeceó, solo en el área pequeña, una falta lateral botada por Petrović. Dos minutos después llegó el empate a través de un polémico penaltiPerico Alonso avanzó desde el centro del campo y, cuando iba a pisar el área, Zajec le derribó. Era falta, pero fuera del área. Lund-Sørensen, sin embargo, decretó penalti. Y no solo eso. López Ufarte lanzó y falló. El árbitro danés mandó repetirlo y Juanito, esta vez sí, batió a PantelićYugoslavia, por cierto, mandó en la primera parte, sin embargo, las tornas se invirtieron tras el descanso. La Roja se adueñó de la situación y logró la victoria en el minuto 66. Saura, uno de los dos cambios junto a Quini, certificó la remontada en un córner. España ganó 2-1, la prensa yugoslava lo calificó de robo escandaloso y Santamaría se quitó un peso de encima: “He sufrido mucho. Tras el gol de Yugoslavia temí lo peor, pero he de hacer un elogio a la entrega de los jugadores”. Tras el empate entre Honduras e Irlanda del Norte (1-1) en el otro partido, La Roja se puso líder. Recuperó la sonrisa, pero le duró poco...

 

 

Hotel El Sidi de El Saler. España e Irlanda del Norte estaban alojadas aquí. La tarde del partido, los británicos tomaron el sol, nadaron en la piscina y dieron buena cuenta de la cerveza. Lo tenían todo a favor para caer eliminados y decidieron disfrutar de sus hipotéticas últimas horas en España. Los de Santamaría, desde su encierro en sus respectivas habitaciones, comprobaron como sus adversarios se lo pasaban en grande. Pues los mismos que llenaron sus barrigas de cervezas ganaron 1-0. El gol de Armstrong clasificó a Irlanda del Norte como primera y mandó a España, segunda, al grupo de Alemania e Inglaterra. El defectuoso despeje de Arconada sirvió en bandeja el gol a Armstrong al inicio de la segunda parte. El error del portero –hasta Arconada falló en este Mundial costó el partido. Por otro lado, Donaghy vio la tarjeta roja poco después del gol y los de Billy Bingham se quedaron con diez durante casi todo el segundo tiempo. Pero ni así se pudo marcar. Si España perdió fue, sobre todo, porque los nervios le atenazaron: el miedo a la eliminación a las primeras de cambio. Sin embargo, la paupérrima imagen de equipo desdibujado pesó tanto como la crispación. La Selección jugó a trompicones y falló demasiados pases, incapaz de elaborar sin un referente claro en la salida del balón para conectar con la delantera. A falta de juego, España accedió a la segunda fase con mucha fortuna. Empatada a 3 puntos con Yugoslavia, pasó como segunda gracias a que tenía un gol más a favor que los de Miljanić (dos de los tres goles españoles fueron de penalti). Si no hubiese perdido ante Irlanda del Norte se hubiese clasificado como primera, midiéndose a Francia y Austria. Más asequible que Alemania e Inglaterra, aunque la Francia de Platini estaba al mismo nivel. 

 

Eliminación ante Alemania y despedida ante Inglaterra

 

La Selección dejó Valencia y viajó a Madrid para jugar la segunda fase en el Santiago Bernabéu. Inglaterra y la República Federal de Alemania (RFA) empezaron con un empate a cero, resultado que era un arma de doble filo. Por un lado, una victoria ante la RFA allanaría el camino a las semifinales pero, por otro lado, perder cualquiera de los dos partidos aseguraba el KO. De acuerdo a lo mucho que había en juego, Santamaría intercambió opiniones durante dos horas con sus jugadores acerca del planteamiento a seguir ante la campeona de la Eurocopa de 1980: “Ha habido una coincidencia total sobre como jugarles a los alemanes. Lo más positivo es la moral y el espíritu, porque de la ilusión y de la tranquilidad depende el resultado". El seleccionador dio entrada a Urkiaga y adelantó a Camacho al centro del campo; asimismo, Santillana y Quini fueron titulares en detrimento de López Ufarte y Satrústegui. Y lo cierto es que el plan de Santamaría funcionó en la primera parte. España contuvo el poderío físico teutón, idealizado en una bestia atlética como Briegel. Pero Alemania terminó llevándose por delante al anfitrión en la segunda mitad. La entrada de Reinders por Rummenigge tras el descanso fue clave. Propició que Littbarski jugase en punta, donde el entonces jugador de 22 años decidió el encuentro. Littbarski participó en los dos goles germanos: marcó el primero en el minuto 47 y sirvió el segundo a Fischer en el 75'Arconada falló otra vez, esta vez en el tanto de Littbarski. Zamora puso el definitivo 1-2 en el 82'. Un cabezazo directo a la escuadra, golazo. Sin embargo, la suerte estaba echada. Alemania ganó 1-2 a España, resultado de doble consecuencia: la RFA tenía a tiro las semifinales y La Furia cayó eliminada. El papel de anfitrión devoró por dentro a la selección española. Adiós al Mundial. 

 

 

El último partido contra Inglaterra fue uno de los más tristes de la historia de la Selección. Tocaba despedirse del Mundial jugando un partido intrascendente, delante de una hinchada que siempre arropó al equipo pese al pésimo nivel de juego. Inglaterra, por contra, aún podía clasificarse, siempre y cuando ganase por dos goles de diferencia o por la mínima marcando más de dos dianas. Pero empató a cero ante España y entregó el billete de las semifinales a Alemania. El 4-3-3 de Santamaría, con Saura, Satrústegui y Santillana en la delantera, contrarrestó el clásico 4-4-2 de Inglaterra. España, liberada de la tensión, pudo ganar. Y también perder. Satrústegui, Perico Alonso y Alexanko dispusieron de buenas ocasiones que no encontraron el fondo de las mallas de Peter Shilton. Por su parte, las entradas de Kevin Keegan y Brooking en la segunda parte mejoraron a Inglaterra. Estos serían, por cierto, los únicos minutos de Kevin Keegan en una Copa del Mundo. El crack pudo marcar, pero falló un fácil remate de cabeza en boca de gol tras un servicio de Bryan Robson. También Brooking rondó el gol, pero Arconada le sacó una sensacional mano. El legendario portero donostiarra esta vez sí demostró su categoría, dejando su portería a cero por primera vez en el Mundial de 1982. 

 

Aquí acabó la participación de España en su Mundial. Un triunfo ante Yugoslavia (con ayuda arbitral), dos empates ante Inglaterra y Honduras y dos derrotas ante Alemania Federal e Irlanda del Norte en cinco partidos. El seleccionador eludió hablar de fracaso y achacó la eliminación a la presión: “No podemos hablar de fracaso cuando nos vamos del Mundial al mismo tiempo que Brasil, Argentina o Inglaterra. España ha trabajado siempre bajo una tensión enorme. Ha sido horrible y vergonzoso. Nunca había visto algo parecido en un Mundial. Muchos equipos grandes han pecado de lo mismo que nosotros, de no saber remontar una diferencia en un momento crucial”. Las críticas cayeron con fuerza sobre Santamaría, sin embargo, este defendió su trabajo al frente del equipo nacional“Está claro que desde hace días yo soy el único culpable de todo lo que ha pasado. Un entrenador está para dar órdenes y no para meter goles. Estoy satisfecho de la labor que he realizado. Tengo la conciencia tranquila. Lo mismo debo decir de todos los jugadores de la Selección, que han tenido un comportamiento extraordinario”. Lo que pudo haber sido y no fue en esos meses de junio y julio de 1982. La nefasta preparación, la ansiedad y el mal juego empequeñecieron a una excelente generación que aspiraba a cotas mayores. "El Mundial nos dejó un poso de amargura, porque nos sentíamos capacitados para llegar a las semifinales y discutir un puesto a la final. Éramos más de lo que fuimos. Había selecciones de postín, pero nosotros teníamos también futbolistas acreditados. ¿O no es un lujo tener a Santillana, Quini, Juanito, Arconada o López Ufarte" declaró Zamora en la antes citada entrevista a El País. Otra desgracia mundialista. Naranjito, al menos, mitigó aquella decepción... 

 

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