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"Naranjito se sale de lo corriente y por eso el impacto de su victoria. Paso de criticas”

José María Martín Pacheco, cocreador de 'Naranjito'. Entrevista As Color, agosto de 1979

"Naranjito es muy aprovechable. Puede que no le llegue al león Willie (Inglaterra 1966), que ha sido el mejor, pero Gauchito (Argentina 1978) no le supera. Mi mayor éxito será que triunfe. Y va a hacerlo".

 

“Antes los premios se daban por recomendaciones gracias a palmaditas amistosas. Ahora que hemos ganado de forma democrática, ahora que han ganado dos desconocidos, se han puesto a rabiar”.

 

 “Si hubiera ganado el toro habrían dicho que ése era un símbolo de cornudos”.

 

"¿Naranjas? No es algo que beneficie solo a una región. Naranjas las hay en León y hasta en la China".


 

Han pasado cuatro décadas desde el Mundial de España 1982 y Naranjito sigue estando presente a día de hoy. Aparece en artículos de distinta índole, siendo objeto de deseo de coleccionistas ávidos de lo vintage que le tienen como uno de sus recuerdos predilectos de la infancia. A principios de los ochenta, la España de la transición, sostenida por una democracia frágil, quería mostrar al mundo sus nuevos bríos. Naranjito, en este sentido, fue un motor de proyección al exterior justo antes de la entrada a la OTAN y la Unión Europea. La mascota se paseó por los estadios durante la Copa del Mundo haciendo gala de su habitual simpatía, dejó una buena cantidad de millones a través del merchandising y, lo más imporante, facilitó la convivencia entre las 24 naciones participantes en España 1982, algunas de ellas enfrentadas. 

 

El mítico cítrico le debe su origen a Sevilla. El sevillano José María Martín Pacheco y la cordobesa Dolores Salto Zamora, de la empresa publicidad Bellido, crearon a Naranjito. La idea surgió de José María, al que le cayó a los pies una naranja mientras paseaba por la Plaza Nueva de Sevilla. El técnico publicitario realizó los bocetos que se transformaron en el original, fabricado por Lola. Una simpática naranja ataviada con la equipación de la selección española, sosteniendo en su brazo izquierdo el balón. Naranjito fue elegido mascota del Mundial el 29 de mayo de 1979 tras la reunión del Comité Organizador en Madrid. Triunfó entre casi 600 propuestas, incluidas las de los otros finalistas: el futbolista-torero Brindis y el toro Toribalón. Ganó la originalidad, algo distinto al toro y la pandereta, sin desviarse de lo típico, la naranja. Publicidad Bellido recibió 1 millón de pesetas y el Comité Organizador vendió los derechos de explotación a la multinacional West Nally por 1.400 millones. Naranjito, incluso, tuvo una serie de dibujos animados, Fútbol en Acción. Nadie puede discutir el éxito de la única mascota frutal de las Copas del Mundo, pese a la fuerte polémica inicial que le acompañó sin comerlo y beberlo. 

 

Naranjito generó división de opiniones y, siempre en estos casos, las negativas hacen más ruido. Lo veremos en estos ejemplos que recogió Don Balón. Tres halagos procedentes del fútbol y tres descalificaciones de otros sectores como el arte, diseño y espectáculo. Asensi: "Me parece acertada la elección. De entre los finalistas es la más graciosa y simpática". Santillana: "Afortunadamente se ha huido del toro y del torero. Lo encuentro acertado al haber elegido una naranja, que representa a España en todo el mundo". Del Bosque: "Me parece muy bien porque se ha salido de lo tópico. Es sencilla, está hecha con gracia y estoy convencido que al final gustará". Daniel Gil, diseñador: "Me parece una 'mierda'. No me gusta esta ni ninguna de las finalistas. El diseño, a base de una naranja, me parece inanimado y poco original. Se ha vuelto a dar una imagen de país que no ha cambiado en los últimos cuarenta años". Enrique Azcuade, crítico de arte: "Es de mal gusto. Me parece más un forúnculo que una mascota. En Sevilla parece que ya no hay gracia". Chico Ibáñez Serrador, realizador de televisión: "Naranjito es una copia descarada de la calabaza Ruperta y ya se está estudiando la posibilidad de presentar una querella contra el creador de la mascota del Mundial 1982". Estuvo cerca, pero no hubo denuncia. No obstante, la fruta no estuvo inspirada en Ruperta, sino en Walt Disney. Naranjito, en definitiva, fue zarandeado por la crítica feroz. Eso es lo que Dolores y José María tuvieron que soportar de la España del gatillo fácil

 

Tres meses después, agosto de 1979, As Color entrevistó a José María Martín Pacheco. Naranjito seguía en tela de juicio, contribuyendo la prensa también a ello. El periodista Luis Arnaiz, de As Color, alcanzó este mismo tono en un contexto difícil para el entrevistado, pero José María le regateó con la misma habilidad que Maradona. En primer lugar, el publicitario insistió en la calidad de su obra y vaticinó que iba a pegar fuerte: "Naranjito se sale de lo corriente y de ahí el impacto de la victoria. Es muy aprovechable. Mi mayor éxito será que triunfe y va a hacerlo". Asimismo, el sevillano también capeó las distintas críticas: "Antes los premios se daban por recomendaciones gracias a palmaditas amistosas. Ahora que hemos ganado de forma democrática, ahora que han ganado dos desconocidos se han puesto a rabiar. Si hubiera ganado el toro habría dicho que ése era un símbolo de cornudos. ¿Naranjas? No es algo que beneficie a una región. Las hay en León y hasta en la China". Compartimos a continuación la entrevista completa sacada de nuestro número de As Color. No tiene desperdicio. Llegó en el peor momento para un Naranjito que se convirtió en un símbolo querido por todos, tal y como aseguró José María mientras esquivaba la crítica. Retazo de la Copa del Mundo de 1982. Ante la decepción de la anfitriona España, Naranjito nos dejó el mejor sabor de boca. 


Entrevista completa

 

- Antes de llegar a ese Naranjito fue preciso deshojar la margarita de muchas otras posibilidades.

 

Teníamos varias ideas: el águila imperial, Cristóbal Colón y una parejita que, por cierto, también presentamos. El tema me interesó desde un principio y no tanto por el premio como por su posible repercusión. Me gusta la publicidad como técnica y creo que es técnica. Por eso lo pensamos mucho, le dimos muchas vueltas. Las ideas relámpago no me van.

 

- Este concurso era ideal para un artista…

 

Y no lo soy, por supuesto que no.

 

- ¿Entonces?

 

Eso no impedía que participara.

 

- Parecía impedir algo brillante, digno, trascendente.

 

Sobre esto hay mucho que hablar. En primer lugar se trataba de configurar una mascota. Las mascotas han de ser dinámicas, no estáticas. Eso supone que lo se intentaba no era conseguir un cuadro para colgar en un museo. Estoy convencido de que cuando ‘Naranjito’ sea presentado en las variantes que ofrece será mucho más aceptable de lo que es hoy.

 

- Saporta habló de retoques cuando se desataron las grandes tormentas…

 

No vamos a tocarlo.

 

- ¿No convendría?

 

Naranjito seguirá siendo lo que es. Pero, por supuesto, vamos a llevar una serie de actitudes de acuerdo con las aplicaciones que se le den. Lo de las posturas y vertientes que ofrezca es cosa de los técnicos.

 

- Usted…

 

Yo soy un técnico publicitario que se limitó a concursar.

 

- Y a ganar.

 

Y a ganar.

 

- Este es un país polémico. Los dibujantes españoles no solo están conformes con el ganador, sino que lo detestan. Han de tener razones para haberse pronunciado con la crudeza que lo han hecho.

 

Admito una cosa: no soy dibujante y, como tal, no podría nunca fabricar una historieta de cómics o un cuadro. Ya se lo he dicho. Ahora bien, en cuanto a publicista me siento capacitado.

 

- Los dibujantes se quejan: concurso cerrado, imposibilidad de acceder a él…

 

Eso no es cierto.

 

- Aclaremos.

 

Cualquier dibujante que hubiera pasado por una agencia publicitaria pudo concursar. Pero lo que duele no es eso, sino otras cosas.

 

- ¿Ejemplos?

 

El país ha cambiado.

 

- Eso no es un ejemplo.

 

Antes los premios se daban por recomendaciones gracias a palmaditas amistosas. Ahora que la cosa no es así, ahora que uno ha ganado de forma democrática, y ahora que han ganado dos desconocidos, se han puesto a rabiar.

 

- No es bueno…

 

Lola y yo estamos convencidos de que lo es. Es posible que el dibujo sea mejorable y esto sí habrá de verse. Pero, por lo demás, no entiendo lo que ha pasado ni que puede justificarlo, salvo lo que le he dicho. Si hubiera ganado el toro habrían dicho que ése era un símbolo de cornudos. Yo qué sé…

 

- Su idea beneficia a una región. Es símbolo claro de una. ¿O no?

 

Tampoco estoy de acuerdo en eso. ¿Naranjas? Las hay hasta en León. Y en la China.

 

- Hubiera preferido que ese consenso adverso se hubiera tornado favorable. Debía saberlo antes de echarse al ruedo y sigue sabiéndolo hoy.

 

Para mí hubiera sido mucho mejor que le gustara a todo el mundo, pero si no ha sido así, ¿qué quiere que le haga? Lo malo es que veo algo más en todo esto. Admito las críticas constructivas, esos ataques de rabia que le insinué…

 

- Ganar lo ha hecho, pero su cotización no parece haber aumentado.

 

Pues ha subido.

 

- ¡No me diga!

 

En Sevilla, al menos, me han venido clientes a costa de Naranjito y estoy satisfecho de ello.

 

- ¿Pero no es ese Naranjito, a fin de cuentas, una broma de mal gusto?

 

Dejemos una cosa en claro: soy de los que piensan que triunfar ahora es más difícil que antes. Que lo hagan dos desconocidos le da a eso otro gran valor. Un valor que no habría conseguido una mala obra. Naranjito no tiene nada de monstruoso, aberrante y nada que se le parezca.

 

- ¿A usted qué le parece?

 

Algo muy aprovechable.

 

- ¿Y qué pensarán los exportadores valencianos de cítricos?

 

No lo sé…

 

- Lo suyo es de estatua en Valencia.

 

Me han llegado algunos rumores sobre la posibilidad de un homenaje. Pero no ha habido confirmación oficial en absoluto. No sé mucho más que usted.

 

- Ni se ha enriquecido.

 

Por supuesto que no.

 

- Supongo que hoy le parecerá todavía corto el premio por las inmensas posibilidades que se ofrecen, ¿no?

 

Para los millones que van a barajarse, sí, desde luego que sí.

 

- ¿No ha pedido árnica?

 

No. El concurso estaba sujeto a unas bases. Concursamos, nos lo llevamos y ya está. Pero uno siempre espera algo más, aunque no llegue. Es una especie de esperanza íntima.

 

- Las otras, morales.

 

Morales muchísimas. A mí Naranjito me parece muy digno. Puede que no llegue al león inglés, que ha sido lo mejor, pero el Gauchito no le supera. Naranjito se sale de lo corriente. Y, precisamente, por eso el impacto de su victoria.

 

- ¿Qué sentirá cuando ese Naranjito se haga universal y no haya un solo recuerdo para sus creadores?

 

Soy un hombre sencillo.

 

- ¿Y eso, qué cambia?

 

No me gusta figurar. No soy un pedante. Mi mayor éxito será que triunfe. Y va a hacerlo.

 

- Fe que mueve todo…

 

Cuando mi hijo sea mayor le enseñaré lo que hizo su padre.

 

 

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