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Un Atlético con aires del norte

Elduayen, Salinas, Rodolfo, Rubén Bilbao y Uralde, refuerzos de la 1986/87; última temporada de Vicente Calderón como presidente rojiblanco

El Atlético de Madrid venía de dos temporadas en línea ascendente y partía como favorito para destronar al Real Madrid. Era la 1986/87, la que sería la última campaña de Don Vicente Calderón como presidente, y el Atlético, durante ese verano, potenció la plantilla con cinco adquisiciones procedentes de distintos equipos del norte. Peio Uralde y Agustín Elduayen de la Real Sociedad, Julio Salinas del Athletic, Rubén Bilbao del Racing y Rodolfo Dapena del Logroñés. También llegó Alemão en marzo, fichado expresamente por Vicente Calderón una semana antes de su fallecimiento. Casi al mismo tiempo que el brasileño aterrizó en Barajas, se celebró el funeral del mítico mandatario, que no pudo disfrutar de su última contribución al club de su vida. 

 

"Jugamos unos sesenta partidos al año. Estos jugadores nos vienen muy bien, teníamos una plantilla corta". Estas declaraciones las hizo Luis Aragonés a Don Balón a finales de julio de 1986. Pocos días después dimitió. Lo dejó por una fuerte depresión. Le reemplazó Vicente Miera en una temporada atípica: a la defunción de Vicente Calderón y a la llegada de Jesús Gil se sumaron tres entrenadores (empezó Miera, continuó Martínez Jayo y volvió el propio Luis en la recta final). No obstante, lo que Miera se encontró fue un equipo diseñado por su antecesor, ya que los fichajes fueron obra de El Sabio de Hortaleza en sintonía con el secretario técnico Ángel Castillo. Ambos priorizaron objetivos buenos, bonitos y baratos explotando la libre contratación, una vez quedó abolido el derecho de retención de los jugadores. Ya se podía contratar sin mediar traspaso alguno a futbolistas al término de su relación contractual, pese a que la LFP intentó sin éxito que el Atleti pagase por sus fichajes libres mediante el pacto de caballeros adoptado por los clubes, el cual quedó en papel mojado. El caso es que Salinas, Uralde, Elduayen, Rubén Bilbao y Rodolfo terminaron sus contratos el 30 de junio y todos llegaron libres excepto Rodolfo, por el que sí hubo transacción tal y como recoge Transfermarkt. El Atlético fue pionero en la libre contratación, tan extendida hoy, y pescó a cinco gangas del norte. 

 

Cinco fichajes del norte

 

JULIO SALINAS y PEIO URALDE, dos de los mejores arietes de la Liga, fueron los fichajes estrella del verano colchonero. Ambos formaron parte de los equipos vascos que dominaron el fútbol español a principios/mediados de la década. Uralde ganó dos Ligas y una Supercopa con la Real Sociedad. Salinas, por su parte, alzó dos Ligas, una Copa y la Supercopa con el Athletic. Peio, además, fue mundialista con la Selección en España 1982, mientras que Julio venía de disputar la Copa del Mundo de México 1986, formando pareja de ataque con Emilio Butragueño. 

 

¿Cómo vivió Salinas el pase del Athletic al Atlético a sus 23 años?: "Cobraba de los que menos en la plantilla: tres millones de pesetas. Me ofrecieron seis. Yo pedía diez. Quería seguir, pero no por esas cantidades. Si no se podía, el Atlético era una gran opción. Estaba todavía Vicente Calderón de presidente. Me dieron 25 millones brutos, ocho veces más de lo que ganaba en Bilbao. Así que me tocó hacer las maletas y marcharme. La cara de mis padres era un poema. 'Tranquilos, les decía, si solo estamos a cuatro horas en coche y volveré muchas veces'. Pensé que sería muy duro dejar a mi hermano, siempre unidos e inseparables. Pero me comunicaron que no iría solo. Me acompañaron Peio Uralde y Rubén Bilbao, con el que había coincidido en el Athletic. Monté en mi Opel Kadett rojo y a Madrid. Tuve suerte de ir con estos dos amigos que me hicieron la vida más fácil" (extraído de una entrevista de As a Salinas y del blog personal del delantero centro).

 

 

Luis Arconada sufrió una grave lesión en la primera jornada de la 1985/86 que le hizo perderse toda la temporada. Y también el Mundial. AGUSTÍN ELDUAYEN y José Luis González, jóvenes porteros de 21 años, se repartieron los partidos de la Real Sociedad esa campaña. Se dio el caso de que ambos finalizaban contrato y la Real les hizo sendas ofertas de renovación. González siguió. Elduayen, por el contrario, aceptó la propuesta del Atlético. Este último estaba considerado como uno de los cancerberos más prometedores. Dotado de intuición, excelentes reflejos y decidido en las salidas. Solo necesitaba continuidad para progresar y adquirir experiencia, algo que tenía negado en la Real Sociedad mientras estuviese el legendario Arconada (una vez se recuperó de su lesión, volvió a ser incombustible hasta su retirada en 1989). En el Atlético, Elduayen se encontró con la vuelta de El Pato Fillol a Argentina. El donostiarra compitió con Ángel Luis Mejías y un Abel Resino al alza.   

 

RUBÉN BILBAO era uno de tantos chavales formados en Lezama que soñaba con jugar en el Athletic. Pasó cuatro temporadas en el filial, teniendo escasa presencia en el primer equipo. Solo disputó dos partidos con Los Leones, uno de ellos la vuelta de la final de la Supercopa de 1983 ante el Barcelona en el Camp Nou. La falta de oportunidades le llevó al Racing de Santander, entonces plaza de Primera División. Y allí progresó, siendo indiscutible durante dos campañas a las órdenes de José María Maguregui. La capacidad física de Rubén para ocupar toda la banda izquierda, ya sea como lateral o interior, llamó la atención de un Atleti que le ató.  

 

La incorporación de Rubén Bilbao no impidió la adquisición de otro lateral zurdo, RODOLFO DAPENA. El gallego se granjeó un nombre en las filas del Logroñés, con el que ascendió a Segunda. Le querían Hércules, Elche y Oviedo, siendo los carbayones los que más cerca estuvieron de hacerse con sus servicios. Pero entonces entró en acción el Atlético: "Me esperaba Luis Aragonés en una cafetería muy cerca del Santiago Bernabéu. 'En Las Gaunas subes 30 veces la banda por partido, aquí vas a subir 60 y bajar otras tantas, ¿quieres jugar en el Atleti?'. Antes de decirle que sí me avisó de un amigo suyo que estaba allí para jugar al mus. 'Ya puedes espabilar chico, este hombre te va quitar la piel'. Era Di Stéfano" contó Rodolfo a modo de anécdota. 

 

Una final de Copa contra la Real Sociedad especial para Uralde

 

Con estas caras nuevas, unido a que se venía de ser finalista de la Recopa, los del Manzanares aspiraban a todo. Sin embargo, el óbito de Vicente Calderón, los cambios de entrenadores y el polémico arbitraje de Ramos Marcos en la final de la Copa marcaron la temporada. Alemão era la baza de Calderón para alargar su mandato en las elecciones a la presidencia. Pero Calderón murió y Jesús Gil ganó los comicios gracias al sonado fichaje de Futre. Gil, de hecho, ya se sentó en el palco en el último partido de la 1986/87. La final de la Copa ante la Real Sociedad. Última posibilidad de ganar un título tras los fiascos de la Liga y la UEFA. El partido, con un penalti no señalado sobre Julio Prieto, acabó 2-2 y la Real ganó 4-2 en los penaltis. Salinas salió en la segunda parte por Marina. Elduayen, suplente de Abel Resino, no jugó ante su ex equipo. Uralde, en cambio, sí salió de inicio y vivió unos momentos especiales ante los que fueron sus compañeros hasta hace bien poco. Futgol recogió un artículo escrito por el propio Peio narrando su experiencia en la final: "Quería jugar el partido de mi vida. Deseaba ganar la Copa. Cuando salí al campo y vi entre la hinchada de la Real a mis amigos sentí una sensación difícil de explicar, pero de ningún modo afectó a mi rendimiento. Ni eso ni que, tres días después, me marchaba de vacaciones a Tenerife con Bakero, Begiristain y López Rekarte. Por contra, lo que afectó a nuestro equipo fue la tensión vivida durante la semana por las elecciones. Pero pienso que podíamos haber ganado. No tuvimos suerte en los momentos clave y los penaltis son una lotería. Después de cenar tomamos algo con Salinas y Setién en un bar de Zaragoza. Allí coincidimos con López Rekarte, López Ufarte, Zamora y Loren. Volvíamos a ser los amigos de siempre, dos horas antes éramos rivales que se batían a muerte". 

 

Veredicto

 

Peio Uralde, Rodolfo Dapena y Rubén Bilbao solo jugaron esa temporada con el Atlético. Uralde aportó 12 goles en 45 partidos, un poco por debajo de su ratio realizador en la Real Sociedad. Rodolfo jugó bastante: 31 partidos, 30 como titular. Rubén Bilbao, en cambio, fue el que menos presencia tuvo de los refuerzos, vistiéndose de corto en 14 ocasiones. En la siguiente campaña, 1987/88, Uralde fichó por el Athletic, Rodolfo por el Celta y Rubén Bilbao por el Valladolid. Por su parte, Julio Salinas militó varias temporadas en la escuadra colchonera y dejó un buen puñado de goles antes de marcharse al Barça. Marcó 36 (18 por campaña) en 89 partidos. Salinas es el que mejor rendimiento ofreció de los cinco, mientras que Elduayen es el que más tiempo pasó en el club. Cuatro temporadas, teniendo solo presencia en su primera campaña. Entonces jugó un total de 31 de sus 44 partidos bajo el arco madrileño. "Tuve mala suerte. Yo era titular, sufrí una lesión que me apartó dos meses y ya no tuve oportunidades. Abel, en cambio, supo aprovechar la suya y jugó a un gran nivel. Yo lo único que hice fue seguir entranando al máximo por si me llegaba la oportunidad" declaró el meta el meta donostiarra en una entrevista a Don Balón en abril de 1992, cuando ya defendía la meta del Real Burgos. Allí se vio al mejor Elduayen. Le respetaron las lesiones, tuvo continuidad e incluso le citó Miera para la Selección, aunque sin llegar a debutar.  

 

 

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