Los veranos de la Quinta

La aparición de una generación única de canteranos inició el cambio de la furia al toque en la segunda mitad de la década de los 80. Estos jóvenes revolucionarios, denominados la Quinta del Buitre, trajeron también un nuevo impulso al Real Madrid, encorsetado en los éxitos de los años 70. La Quinta del Buitre, combinada con la de los Machos, dominó con puño de hierro la Liga y lo hizo a través de un fútbol espectacular. El Madrid ya tenía su obra casi completa cuando el 26 de julio de 1989 arrancó el nuevo curso. 20.000 madridistas acudieron a la presentación en el Santiago Bernabéu para saludar a Butragueño, Hugo Sánchez, Míchel, Martín Vázquez, Buyo, Sanchís, Gordillo, Schuster, Chendo... El plantel estaba perfilado, pero hubo tres modificaciones significativas. John Benjamin Toshack sustituyó a Leo Beenhakker como entrenador y se reforzó la parcela defensiva con Fernando Hierro y Óscar Ruggeri, dos torres que aportarían centímetros a la zaga. Por su parte, José Antonio Camacho, retirado, fue la principal ausencia del acto. Este histórico Madrid de la 1989/90 cerró un ciclo inolvidable: sumó la quinta Liga consecutiva y batió el récord de goles en una temporada. 

"Como siempre, lo único que os prometemos es trabajo, seriedad, dureza y el espíritu que siempre ha tenido esta sociedad". Estas son las palabras de Ramón Mendoza, dirigiéndose directamente a la afición. El presidente también dio la bienvenida a los nuevos y tuvo unas palabras cariñosas para una leyenda madridista: "Saludamos especialmente a los nuevos jugadores y al entrenador. Quiero tener un especial recuerdo para el gran capitán, José Antonio Camacho, que nos ha dejado este año". El de Cieza, nada más colgar las botas, empezó su andadura como entrenador. Esta misma campaña se enroló en la cantera blanca dirigiendo al juvenil, al que llevó a proclamarse campeón de España. 

Reemplazar a Beenhakker, el técnico que sacó brillo a la Quinta, suponía un desafío mayúsculo. Pero Toshack llegó avalado por su excelente trabajo al frente de la Real Sociedad: campeón de la Copa en 1987 y subcampeón de la Liga y de la Copa en 1988. El galés ofreció un discurso escueto. Breve y directo, al estilo Toshack: "Es un orgullo estar en un club de la categoría del Real Madrid. No aseguro títulos, pero sí trabajo para conseguirlos".  Asimismo, en la posterior rueda de prensa, habló de la plantilla y de los objetivos de la temporada. En primer lugar, todos partían con las mismas opciones de ser titulares: "Todavía no tengo en mente un once. Todos pueden ser titulares, dependiendo del trabajo de cada uno. Tendrán las mismas oportunidades". En cuanto a las metas, el ex técnico de la Real Sociedad recalcó la importancia de seguir mandando en la Liga para alcanzar el viejo deseo de la séptima Copa de Europa: "No hay que obsesionarse con la idea de la Copa de Europa, porque cuantas más Ligas se ganen más cerca estaremos de ese reto europeo". 

El capitán Ricardo Gallego fue el último en dirigirse a la afición: "Gracias en nombre de mis compañeros. Este año comienza una dura campaña, en la que trataremos con todas nuestras fuerzas de lograr lo mejor para nuestro club". Gallego, por cierto, abandonó el Madrid varias semanas después. El Soso, toda una vida como madridista, emprendió una nueva aventura en el Udinese. Mendoza anunció el acuerdo al término del partido contra el Steaua de Bucarest, correspondiente al Teresa Herrera: "Es satisfactorio para el club y para el jugador. Como un premio para la trayectoria de un futbolista ejemplar, que ha cumplido once años con el club". Tras el adiós de Gallego, el brazalete fue para Agustín, aunque lo llevó habitualmente Chendo, el segundo capitán, al mantenerse el portero a la sombra de Buyo. No obstante, Agustín y Chendo levantaron juntos el título de Liga como capitanes. 

Ramón Mendoza ya intentó el fichaje de Ruggeri el año pasado, pero Marcos Eguizábal se le adelantó. El presidente del Logroñés se desplazó a Buenos Aires y pescó de River Plate al campeón del mundo con Argentina y al delantero uruguayo Alzamendi. Ruggeri, por lo tanto, militó una campaña en el club riojano y, al final de la misma, Mendoza y Eguizábal concretaron su pase a la casa blanca. El acuerdo contempló las cesiones de los canteranos Santi Aragón, Juan Maqueda, Jesús Rosagro y Eduard Vílchez al Logroñés. Ruggeri, a sus 27 años, expresó cuál era su objetivo una vez cumplida su aspiración: "Una de las metas que me fijé al llegar a Europa era jugar en un equipo tan grande como este. Mi meta es acabar mi carrera deportiva en el Real Madrid, es mi sueño y lucharé para que se haga realidad". 

Fernando Hierro fue protagonista de una operación surrealista a tres bandas: "Yo estaba en el Valladolid, tenía 21 años y era muy inexperto. Mi traspaso por el Atlético lo habían cerrado mi presidente Miguel Ángel Pérez Herranz y Jesús Gil, pero se cruzó el Madrid y era la ilusión de mi vida. Yo aposté fuerte. Dije que si no jugaba en el Madrid, me quedaba en el Valladolid". Hierro incluso fue presentado como nuevo jugador del Atlético, sintiéndose un poco como mercancía, como él mismo dijo... El acuerdo estipulaba una temporada de cesión en Pucela antes de recalar en el Manzanares a partir de la temporada 1990/91. Mendoza, en cambio, le aseguró la incorporación inmediata. Hierro desechó al Atleti y fichó por el Madrid. Mendoza indemnizó al Atleti y Gil gastó el dinero en regalar 70.000 relojes a sus socios con la inscripción de "Regalo de Don Ramón".

Julen Lopetegui recaló en el primer equipo tras su cesión a Las Palmas, en Segunda División, donde jugó 31 partidos. Competencia para Buyo y Agustín: un portero de 23 años con proyección. La presencia del cancerbero vasco provocó otro movimiento. Santi Cañizares, tercer portero en la pasada campaña, bajó al Castilla, dirigido entonces por Vicente Del Bosque. 

El último fichaje se concretó el 31 de agosto, a 48 horas del inicio de La Liga. Javier Clemente, el nuevo entrenador del Atlético, no contaba con el centrocampista Joaquín Parra. El sevillano recibió la carta de libertad y firmó por el actual campeón de Liga. "Mi meta es la de la utilidad. Que al final de la temporada, tanto los aficionados como los que han confiado en mí, puedan estar contentos con mi rendimiento" dijo Parra.

Toshack dispuso de una plantilla con 21 jugadores. Utilizó el 5-3-2, sistema distinto al de Beenhakker, y contó con un once tipo. Buyo; Chendo, Hierro, Ruggeri, Sanchís, Gordillo; Míchel, Schuster, Martín Vázquez; Butragueño y Hugo Sánchez. Como recambios principales: Julio Llorente, Losada, Paco Llorente, Aldana y Solana. En menor medida: Esteban, Tendillo y Parra. Casi inéditos, los porteros Agustín y Lopetegui.

Al Madrid le costó arrancar al principio. En casa ganaba sobrado, pero fuera perdía puntos. Durante la fase inicial sufrió las dos únicas derrotas ligueras (Atotxa y Camp Nou) y la eliminación ante el Milan en la Copa de Europa. La clave de la posterior mejoría residió en la rectificación de Toshack respecto a Schuster: el galés insistió con el alemán de libre, pero no funcionó y le devolvió a su posición natural de mediocentro. Ahí rompieron a jugar Schuster y Martín Vázquez –temporadón de Rafa, segundo máximo goleador del equipo tras Hugo Sánchez– y el equipo se volvió prácticamente invulnerable. Butragueño, Míchel, Hierro y Gordillo también se unieron a la fiesta y de ello se benefició Hugo Sánchez en su versión más demoledora. En cuanto a los fichajes cabe destacar lo siguiente: Hierro mejor que Ruggeri, Parra jugó menos de lo esperado y Lopetegui debutó con el Real Madrid en el derbi ante el Atlético (3-3) de la penúltima jornada de la Liga. 

La vigesimoquinta Liga cayó con total solvencia. El alirón se entonó tras el empate ante el Valladolid (0-0) en el Nuevo José Zorrilla, con cuatro partidos aún por disputarse. El Madrid sumó 62 puntos (26 victorias, 10 empates y 2 derrotas) y aventajó en 9 puntos al Valencia, segundo, en 11 al Barcelona, tercero, y en 12 al Atlético, cuarto. Además, batió el récord de 97 goles del Barcelona de la 1958/59 y dejó el registro en 107 tantos, superados por el propio club blanco en la 2011/12 (121 dianas). Por otro lado, Hugo Sánchez ganó su quinto Pichichi y compartió la Bota de Oro con Stoichkov, entonces en el CSKA de Sofía. Hugo anotó 38 goles en 35 partidos. Todos ellos los logró al primer toque, algo increíblemente inusual, lo que demuestra el terrible animal de área que era. Si Butragueño lideró la Quinta del Buitre, Hugo hizo lo propio con la de los Machos. Las dos quintas de un equipo talentoso que marcó a generaciones de aficionados.